Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 16 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El gobierno anunció que desde el 1 de enero de este año entraría en vigencia un seguro médico universal y gratuito. Oferta cuestionada por los médicos por no presentar fuentes de financiamiento, ni acompañarse del menor esfuerzo por mejorar en algo los actuales servicios, muchos de los cuales están ya colapsados por una demanda casi imposible de atender con los actuales recursos.
Además, tal oferta está anunciada desde hace 13 años por este mismo gobierno, cuando inició su gestión, y está inscrita en su Constitución Política, aprobada hace una década sin efecto alguno sobre el continuo deterioro de las instalaciones médicas.
La ponzoñosa propaganda oficial, con derroche de recursos, acusó al Colegio Médico de oponerse a que la salud llegue al pueblo gratuitamente. Casi convence a la ciudadanía de que estos profesionales son asesinos, con el mismo estilo y argumentos que usó cuando el Colegio Médico se enfrentó a un Código Penal, promulgado a fines del año 2017. La resistencia médica masivamente respaldada por trabajadores de diferentes sectores logró la abrogación de ese documento que sí era criminalizador de los médicos y otros trabajadores. La exclamación “Somos médicos, no criminales” se impuso sobre el abuso totalitario y dio inicio a este nuevo enfrentamiento.
El Presidente ofreció un seguro universal, luego su propaganda anunció un sistema único de salud, en ambos casos la sigla es la misma SUS, pero el significado es distinto. Un seguro tiene fuentes claras de financiamiento, mientras el sistema único de salud estatal depende de la voluntad del gobernante y es totalmente manejado por él mismo.
En cuanto a los seguros sociales, existen dos tipos: el laboral, financiado por los aportes salariales de los trabajadores y sus empresas respectivas, que atiende a sus “derechohabientes”, es el de las actuales cajas de seguro social; y el no laboral, que se sostiene con impuestos especificados y pagados por todos los contribuyentes, y sirve a toda la población, independientemente de su condición laboral.
En nuestro país este seguro, introducido en 1944 como uno de los primeros en la región, sustenta al SUMI (materno infantil) y al SPAM (para el adulto mayor).
La mayoría de los países combina los dos tipos de seguro más algún aporte directo del Estado, el sistema único, propio de los regímenes totalitarios es cada vez menos empleado.
El objetivo del nuevo proyecto masista dice textualmente: “Implementar un Sistema Único de Salud en el marco de la política SAFCI”. Esta política o estrategia es otra ambigüedad, plagada de discurso teórico alambicado. Está publicitada desde hace 13 años y ni ha cambiado ni producido nada.
El Colegio Médico ha trabajado más de un año con exministros de salud, con expertos, no sólo en salud, sino en economía, seguridad social, administración pública y la propia población interesada en defender su salud. El proyecto presentado el lunes pasado con el título de “Nuestra Salud, por todos para todos”, es un nuevo sistema que propone la creación de un seguro universal bien financiado por impuestos que desincentiven hábitos no saludables, (tabaco, bebidas gaseosas azucaradas, coca y otros).
Es integrado, porque busca que todas las instituciones de salud se unan funcionalmente en un solo esfuerzo por la salud de todos, democráticamente, sin perjudicar a ninguna. Es autónomo de la política contingente, con activa participación social genuina, Descentralizado y absolutamente gratuito. Su objetivo es cuidar la salud de todos, integralmente considerada con mayor empeño en la rural, paradójicamente marginada por un gobierno supuestamente indígena.
El MAS se opone a este avance porque su objetivo es ganar las elecciones, no la salud como tal. Fragmentan los servicios, dejando lo más importante a los municipios, sin agregar financiamiento; aíslan y estatizan el tercer nivel y hasta crean un cuarto para construir hospitales que compitan en ostentación con el monstruoso Palacio. Todo para ganar dividendos y sumar votos para una ilegal cuarta reelección de sus jerarcas. El pueblo debe elegir cuál le conviene.