Estamos convencidos de que ya no es posible rendirse ante esa arremetida antidemocrática, debiendo hacer prevalecer el hecho de que los ciudadanos tienen el derecho de participar a plenitud y con absoluta libertad en la formación de los poderes públicos.

Para lograr ese propósito, nuevamente se tiene que viabilizar a que el órgano electoral vuelva a ser autónomo, para procesar y administrar los comicios y no tener dependencia funcional en esta labor con institución alguna y mucho menos se subordine a ella.

Lo anterior significa reconocer que las decisiones del Tribunal Electoral son de cumplimiento obligatorio, irrevisables e inapelables no pudiendo aceptarse la injerencia del Poder Ejecutivo para alterar los resultados de la elección en beneficio del partido gobernante.

También debe tenerse siempre presente que todo proceso democrático, respeta la sentencia de que las elecciones expresan la voluntad popular y constituyen el mecanismo de renovación periódica de los Poderes del Estado. 

A ocho meses de la contienda electoral, la población tiene la firme creencia que, utilizando su derecho y responsabilidad cívica, será del todo exigente para hacer cumplir la Constitución Política del Estado especialmente en lo que se refiere al mandato presidencial que es de cinco años.

En ese entendido, se considera que fue una aberración el haberse viabilizado una nueva Re postulación del actual primer mandatario, al haberse cometido un desacato a lo estipulado en la Carta Magna.

Por esa circunstancia y para que el país vuelva a ser un ejemplo de la forma como debe robustecerse la democracia, todos los bolivianos debemos prepararnos dentro el sentido de máxima responsabilidad, para participar como electores de un nuevo gobierno, cuyos integrantes lleven adelante una correcta administración de los bienes nacionales, mostrando con sus actos pleno respeto al ciudadano que en justo derecho, precisa vivir en un clima de bienestar común y con igualdad de oportunidades.