Medio: El País
Fecha de la publicación: jueves 14 de febrero de 2019
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
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Poner en agenda temas de vital importancia hoy en día, como la construcción de un nuevo pacto de convivencia, que la participación de las mujeres en lo público no sólo sea en número, sino así también en calidad de participación, que su presencia dentro de lo político tenga representación en voz y voto, son algunos de los grandes retos de esta generación.
El género se aprende e interioriza a través de lo que llamamos socialización, las sociedades son las que construyen ROLES, lo masculino y lo femenino se aprende, no se nace se aprende a ser hombre – mujer. Los Hombres construyen su masculinidad a partir de la corporalidad y sobre esta se desarrollan procesos de identidad.
Apuntes como “La lucha de las mujeres por la igualdad de derechos ha permitido su acceso al mundo público. Sin embargo, esto no ha significado que abandonaran el ámbito privado, sino que han acumulado responsabilidades, desafíos y compromisos que generan tensiones y precariedades asociadas a las dificultades en conciliar tiempos y lugares de estos dos procesos referenciados” escritos por Marta Carrario, nos hacen reflexionar sobre otra gran dificultad, y porque no llamarlo RETO, para las mujeres que han logrado romper los cautiverios de lo domestico a lo público, hablando de la doble y hasta de la triple jornada laboral ambas no reconocidas ni , las que hacen cada vez más difícil y costoso el cumplimiento de retos y metas personales y profesionales para la mujer, madre y esposa.
En la actualidad, algunos trabajos dejan observar la creciente acusación de que la fragmentación del núcleo básico de la sociedad sólo es producto de que las mujeres hayan abandonado la casa para “ganar la calle” en búsqueda de sus legítimos derechos a estudiar, trabajar, actuar en política, militar en sindicatos, etc.. Sin embargo, esta inserción en el espacio público, no es nada más ni nada menos que ejercer la ciudadanía negada hasta ahora, con pleno ejercicio de derechos tales como la igualdad, la autonomía y la libertad de elegir cómo vivir la vida.
Es así que nos topamos con grandes desafíos y retos por lograr, el romper los cautiverios ha sido sin lugar a duda el más grande logro para nosotras las mujeres en nuestra época, pero el reto más duro y más urgente está en lograr ser incluidas dentro de la construcción en paridad de las agendas de desarrollo nacionales, departamentales y municipales, sin ser prejuzgadas por el simple hecho de ser mujeres, lograr ser respetadas y valoradas como seres humanos iguales en derechos, capaces de asumir retos sin necesidad de perder nuestro encanto femenino, es decir no tener que masculinizarnos para lograr ser escuchadas y atendidas y no ser observadas por un rostro bonito o un par de senos atractivos o una buena retaguardia.