Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 14 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera fueron los primeros en empezar. En realidad, ellos están en campaña desde hace más de 13 años, pero en 2018 intensificaron sus proclamaciones en cada pueblo, con la consiguiente transmisión de los actos por Bolivia TV.
En el caso del MAS, son los recursos del Estado los que financian la campaña, lo que incluye transmisiones televisivas, uso de aviones y helicópteros y logística para concentrar a miles de personas.
Hasta ahora el TSE nada ha dicho al respecto y, lo más probable es que mantenga el silencio hasta las elecciones. Dirán sus miembros que las elecciones aún no se han convocado y, por tanto, se taparán los ojos ante lo evidente.
A esa aparatosa campaña se ha sumado la proyección de la imagen del vicepresidente Álvaro García Linera como un padre sacrificado y ejemplar. Es probable que lo sea, pero no se ve bien que haga uso político de esa condición.
Fue muy comentado y también criticado un video en el que paseó un día con su pequeña hija porque supuestamente no tenía con quién dejarla y, en el ajetreo, terminó subiéndola a un helicóptero.
Ahora, el vicepresidente ha publicado un nuevo video para mostrarse en el parque con su pequeña hija. Claramente, está haciendo campaña con la niña. Seguramente, busca revestirse de una humanidad que no muestra en sus actos de gobierno.
El candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, también ha salido de su letargo y ha iniciado su campaña, luego de que una encuesta mostrara una caída en su popularidad. Hasta ahora ha visitado tres ciudades, donde ha besado a señoras de todas las edades, se ha sentado en las aceras, ha comido api del mercado y todo estaba bien, hasta que ha bailado salay. Así como García Linera desentona en el parque infantil, Mesa desentona en la pista de baile. Los mismos opositores y analistas le habían criticado a Mesa por su falta de contacto con la gente y por reducir su campaña a las redes sociales. Al parecer leyó las críticas y ahora está rozando la piel de la gente en las calles. Pero, tendrá que detectar cuál es el límite para no caer en el ridículo.
Es de esperar que en adelante se frene el despilfarro de recursos públicos, que los candidatos sean creativos, que no se vulneren derechos de niños y que los ciudadanos se armen de paciencia, porque esto apenas comienza.