Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: jueves 14 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El número 13 es intrigante. Cabalístico, alude a incertidumbre e incluso mala suerte. ¡Todo lo contrario de los 13 pilares de la Agenda Patriótica 2025 presentada el año 2013 y desempolvada en un año electoral, al conmemorarse el 13 aniversario de un proyecto refundacional agotado!
Trece años después, nos dicen que, sin el binomio oficial ilegal no hay futuro. La Agenda 2025 sería garante de la certidumbre que la “derecha”, sin “neuronas ni propuesta alternativa”, no puede ofrecer. Insisten en que un gobierno opositor nos condenaría a la ingobernabilidad e inestabilidad. Siembran miedos en ese considerable segmento de electores desconfiados e indecisos. Sentimientos avalados por temerarias declaraciones de la dirigencia del MAS en sentido de “sacar a los opositores a patada limpia o a dinamitazos”, de bloquear la alternancia del poder y reiterado boicoteo de toda gestión opositora.
Pero, ¿de qué tratan los 13 pilares de la Agenda Patriótica etiquetada como exclusiva e imbatible oferta que solo Evo y Álvaro pueden garantizar? Revisemos algunos.
1. “Erradicar la extrema pobreza basados en el socialismo comunitario”. Asignatura obligada de todo gobierno. La reducción gradual de los indicadores de pobreza comenzó el año 92. Tras un ciclo de bonanza extraordinaria de significativa movilidad social y económica, el Informe de Desarrollo Humano advierte sobre el riesgo de retroceso debido a avances insostenibles e ineficiente materialización de políticas públicas antipobreza.
2 y 3. “Universalización de los servicios básicos y acceso a la educación, salud y deporte”. Oferta tardía. Última prioridad presupuestaria y de inversión pública en salud y educación durante 12 años consecutivos, y cuya calidad se ubica entre las más bajas en la región. De los 34 hospitales de tercer nivel que hay en Bolivia, el 80% tiene equipamiento obsoleto e infraestructura que data de hasta 90 años. El régimen se resiste a recurrir a instrumentos de medición de calidad educativa internacional, por tratarse de metodologías imperiales y colonizadoras.
5 y 6. “Soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero y al mercado capitalista”. “Bolivia habrá consolidado el sector de hidrocarburos y minero… será un país diversificado productivamente”. ¡Qué ironía! ¿ acaso el capitalismo de Estado, la informalidad, los bonos soberanos en Wall Street, nuestra dependencia del mercado capitalista de materias primas no gozan de buena salud? ¿Será cierta la visión de “Bolivia corazón energético”, sin reservas de gas que este Gobierno no pudo incrementar ni certificar?
8 y 9. “Soberanía alimentaria… alimentarse para vivir bien” “Soberanía ambiental, desarrollo… respetando los derechos de la Madre Tierra” ¡Por favor! En una década, la importación de alimentos se multiplicó por cuatro. En 2018, Bolivia se ubicó entre los 10 países del mundo que más deforestan. La cereza de la torta: el juicio moral contra el gobierno de Bolivia sugerido por el Tribunal de Defensa de los Derechos de la naturaleza a propósito del caso Tipnis.
11. “Soberanía y transparencia…bajo principios de no robar, no mentir, no ser flojo y no ser adulón” El año 2018, Bolivia obtuvo su peor calificación sobre percepción de corrupción en una medición internacional. Constatación: la corrupción es un mal endémico que florece. Denuncias y casos comprobados abundan.
13. “Reencuentro soberano con nuestra alegría, felicidad, prosperidad y nuestro mar”. Sin comentarios.
A título de soberanía y dignidad, resalta la bipolaridad discursiva que redujo el “socialismo comunitario y el vivir bien” a consignas confusas, resabio de un romanticismo utópico folklorizado que desahucia la viabilidad de una respetuosa convivencia intercultural. Tras el fallo de La Haya y el posicionamiento gubernamental ideologizado y progobiernos autocráticos Evo Morales ya no enamora, lejos de beneficiar al país, es un estorbo.
Queda mucho en el tintero. La realidad contradice la oferta de una Agenda Patriótica cuya inconsistencia corresponde desmitificar. La tarea imperativa: desnudar y contrarrestar el efecto engañoso del centralismo y la discrecionalidad hiper presidencial, del clientelismo exacerbado y la saturación propagandística en tiempos de antipolítica y posverdad.