Medio: El Diario
Fecha de la publicación: jueves 14 de febrero de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Algunos de ellos: el proyecto urea en el Chapare, otros en la misma zona: Cartonbol, Papel bol, el ingenio minero Lucianita; en Potosí, Karachipampa, en el norte de La Paz, el ingenio azucarero San Buenaventura, las numerosas canchitas de pasto sintético a lo largo y ancho del país y algunos edificios vistosos, como “la Casa del Pueblo” y el nuevo e innecesario edificio para YPFB.
¿Por qué se los ha denominado elefantes blancos? Por dos razones, son inversiones enormes que muestran bajos retornos económicos. Son proyectos que se ha escogido de manera directa, sin claros estudios de factibilidad y por invitación a las empresas ejecutoras.
El proyecto urea, ubicado en el Chapare, confronta dos problemas básicos iniciales. El primero, su ubicación muy distinta de la zona que le provee el gas, la materia prima para el proceso, al mismo tiempo muy distante de los mercados: Santa Cruz y el Brasil, por tanto, carece de competitividad.
Los proyectos Cartonbol y Papel bol realizan lo que hacía antes la empresa Papelera, con capitales alemanes que ubicaron su inversión en la ciudad de La Paz, próxima a los mercados urbanos.
El ingenio azucarero San Buenaventura, tal como lo demuestro con cifras, al analizar el sector azucarero boliviano (EL DIARIO, agosto 23, 2018 y septiembre 6 de 2018): “Después de dos años de moliendas de prueba, el presente año inicia actividades el ingenio azucarero San Buenaventura con una capacidad de 14.000 quintales por día. Sin embargo, el experto Daniel Robison desahució la viabilidad del ingenio estatal debido a sus altos costos de operación, que arrojarían pérdidas; los costos anuales de operación del ingenio azucarero de San Buenaventura alcanzan a dólares 31,58 millones, los ingresos reportados fueron de Us$ 3,6 millones. Dicho monto apenas cubre 30% de los intereses que adeuda el proyecto al Banco Central de Bolivia y 18% de los costos financieros”.
En cuanto a las canchitas de pasto sintético, claramente son un gasto dispendioso en un país que postula la defensa de la Madre Tierra (Pachamama).
Pero en minería existen varios proyectos que han quedado sin uso, pese a sus grandes inversiones en los mismos, como nos hace conocer un informe de CEDLA, la inversión que impulsa el gobierno nacional en 15 proyectos de operación minería presenta grandes dificultades en su ejecución. Varias de esas iniciativas apuntan a sumarse a la ya extensa lista de “elefantes blancos” que tiene el país. Algunos llevan años en el proceso de implementación y los que consiguieron ponerse en marcha, ahora presentan tropiezos. Los restantes no pasaron la etapa de las buenas intenciones, explica Alfredo Zaconeta, experto en minería e Investigador del CEDLA.
En unos casos, se trata de proyectos sobredimensionados en su capacidad de producción, que no responden a la realidad de la extracción minera. En otros, de proyectos que arrancaron como prueba piloto, que fueron forzados para alcanzar una etapa industrial, lo que finalmente desembocó en una saturación que colapsó la maquinaria. Algunos carecieron del suministro mínimo de insumos para su adecuado funcionamiento, como la energía eléctrica, agua y gas o simplemente no contaban con adecuada infraestructura de acceso.
Sobre los edificios dirigidos a la ostentación, como la “Casa del Pueblo” y el nuevo edificio para YPFB, claramente no responden a la necesidad de inversión pública, como es el caso, tan cuestionado, de inversión en la salud pública, sector que muestra enormes necesidades, tanto de instalaciones, equipamiento y sobre todo farmacia.