Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 13 de febrero de 2019
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Acoso y violencia política
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¡Cada cosa que nos pasa! Y precisamente con Chile. Es apenas creíble: “una ciudadana chilena preside el senado de Bolivia”. Parece que algún humorista quisiera gastar una broma irónica. Sin embargo, esa es la realidad. No es probable que se dé un caso inverso, que un boliviano se encarame en la alta cúpula política de Chile, y no porque no haya merecimiento en lo personal sino por elemental respeto a la estructura institucional. El resultado de La Haya puso algo más de leña a la tensa relación aún no superada entre Bolivia y Chile.
Cuando le preguntaron a la senadora si tenía doble nacionalidad, esquivó la respuesta, y dijo: “No tengo por qué entrar a ese debate”. ¿Debate? No hay ningún asunto debatible. La información que proviene de una fuente oficial chilena es de clara evidencia. La duda es si la designaron a sabiendas o ignoraban el secreto. La vocería oficialista da a entender que no sabían. Tal vez sí, tal vez no. De los políticos hay que esperar todo. Dr. Guevara Arze, ¿qué es la política? –“Es el arte de tragarse sapos”.
Proclamar la media verdad omitiendo deliberadamente la otra, es algo que socava la credibilidad y empaña la imagen política. Hubiéramos deseado que la joven ascendiera al podio legislativo sin ninguna mácula. Su personalidad debería estar en consonancia con la majestad del cargo que ocupa. Se puede discrepar en asuntos políticos, pero la ética es un valor universal y permanente, uno de ellos es el respeto a la verdad. Nadie, sea de derecha o de izquierda, puede soslayar su observancia.
Sus oficiosos defensores, salieron a defenderla con palo de ciego. Alguien dijo que la critican “porque es joven y senadora”. Nunca habíamos escuchado semejante estupidez. Ya que se toca el tema, la juventud no es sólo cuestión de años; ante todo es de mentalidad y de espíritu. Hay ancianos que no son viejos y hay jóvenes que son más viejos que los ancianos. El desempeño de la senadora está por verse, pero sus opiniones revelan de entrada el apego al desgastado esquema del régimen. Y, claro, no hubiera sido nombrada de otra suerte. La rebeldía iconoclasta e innovadora revela la presencia de la juventud; el conformismo pasivo y acomodaticio, denuncia –por el contrario– la ausencia de ella. En definitiva, el desafío es demostrar que se es joven de verdad y no sólo de apariencia.
Por lo demás, el tener una doble nacionalidad, a veces por necesidades de trabajo, no es delito ni error. De ahí que ninguna legislación lo prohíbe. Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de literatura, es a la vez español; pero nadie le quitaría el orgullo de ser peruano. Otro tanto sucede con el ex mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada. ¿Cómo saldrá la senadora de este entredicho? Es dura la disyuntiva que emerge: dejar de ser ciudadana chilena o renunciar a la presidencia del Senado. Es una prueba de consistencia moral y cívica. El silencio es otra opción, pero menos digna.