Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: martes 12 de febrero de 2019
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Autonomía Indígena
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La marcha de pueblos indígenas que partió el miércoles 6 de febrero desde Sucre había llegado ayer al ayllu Cala Cala, última escala en su caminata hacia la Villa Imperial de Potosí. Allí fue donde analizaron las resoluciones de la federación de campesinos, afín al gobierno, que habría decidido salir a hacerles frente.
Desde su salida misma de la capital, las autoridades originarias de la nación Qhara Qhara advirtieron que ellos no están en el juego político. No se involucraron ni con el oficialismo ni con la oposición y se limitaron a cumplir con todo lo que la Constitución y las leyes mandan para el reconocimiento de los pueblos originarios.
Autoridades como el curaj curaca y el sullka curaca de la Nación Qhara Qhara, Tata Mario Chincha y Tata Félix Kolu, respectivamente, y el secretario permanente del Tribunal de Justicia Indígena Originaria, Tata Samuel Flores, reiteraron que la marcha fue una medida extrema frente a la actitud del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) que le negó titular sus Tierras Comunitarias de Origen (TCOs) y, en cambio, se las entregaron a los sindicatos afines al MAS.
Su marcha rumbo a la Sede de Gobierno tiene el propósito de conseguir una audiencia con el presidente Evo Morales para exponerle sus reclamos. Piden que se respete la Constitución, particularmente en los artículos en los que ésta reconoce a los pueblos indígenas originarios campesinos.
El sábado la marcha llegó a Chaquí, que ellos llaman Jatun Ayllu Chaquí y consideran un centro ceremonial. Allí se encontraron con representantes de otras naciones originarias, la de los Lupacas, del Lago Titicaca, y Suras, de Cochabamba, con quienes acordaron reforzar la marcha. A partir de allí, la marcha ya no es sólo de la Nación Qhara Qhara, sino de los pueblos preincaicos.