Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 09 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La primera gran conclusión que se puede sacar es que muy probablemente las elecciones de este año se definirán en la segunda vuelta electoral. Actualmente, quienes encabezan el respaldo popular son el presidente Evo Morales y el exmandatario Carlos Mesa, ambos con 32% de apoyo. Descontando los indecisos y la popularidad que Morales tiene en alejadas áreas rurales, y que estas encuestas no miden, se puede deducir que ambos candidatos podrían situarse en la primera vuelta en un porcentaje de alrededor de 40 a 45% cada uno.
Por lo tanto, ello forzaría una segunda ronda, que sería inédita en la historia boliviana. En los últimos tres comicios, Morales obtuvo siempre más del 50% de los sufragios y no era necesario convocar a un balotaje.
En esa segunda vuelta, según estas encuestas y sondeos de otros medios de comunicación, Mesa tiene un amplio margen de ventaja. La explicación es simple: todo el voto contrario al gobierno respaldaría al opositor.
Otra de las conclusiones de los resultados de las encuestas es que por lo menos hasta ahora el resto de los candidatos opositores tienen escasa fuerza, con cifras del 4% o menos. La prevista dispersión opositora no se deja sentir, por lo menos hasta ahora.
Las encuestas muestran primero una subida y luego una fuerte caída del respaldo de Mesa desde que este lanzó su candidatura. En diciembre ostentaba un 39%, que cayó a 32% en enero. Una posible explicación de ello es que Mesa se vio favorecido inicialmente por el respaldo de los simpatizantes de Samuel Doria Medina, quien tenía un 10% de apoyo. Pero como la candidatura mesista no hizo nada para retener a esos electores, por ejemplo, agradecerles su compromiso o apelar a ellos de alguna manera, éstos ahora engrosan las filas de los indecisos, quienes subieron de 20 a 25% entre las dos encuestas mencionadas.
La estrategia de Comunidad Ciudadana, la fuerza política que lidera Carlos Mesa, parece basarse en el dicho de “no hagan olas”. Es como si sus dirigentes estuvieran ansiosos de que el tiempo pase lo más rápido posible y se llegue a la elección sin estar obligados a hacer mayores esfuerzos. Da la impresión de que tuvieran aversión a entrar a la lucha electoral abierta y frontal. Esto es un error: no se puede conducir una campaña electoral sin hacer campaña; y se debe intentar lograr apoyo en los segmentos populares y no sólo en la clase media.
El otro asunto que se debe analizar es que las elecciones no pueden ganarse sólo mediante mensajes en las redes sociales. Estas son muy importantes, por ciento, pero no pueden ser el único elemento en juego. Mesa, por ello, debería salir más a la calle para estar con la gente y, en esas ocasiones, dar mensajes claros de lo que lo haría un eventual gobierno suyo en los planos político, económico y social. Hasta ahora se ha visto a un candidato opositor más bien retraído, como si tuviera dudas de la necesidad de estar en contacto con los electores; aunque esta última semana podría marcar la diferencia con un “arranque de campaña”.
Mesa tiene al frente un animal político como Evo, quien hace campaña las 24 horas del día. Obviamente copiar el estilo de Morales debe descartarse, puesto que una buena parte de los votantes busca ahora lo contrario de lo que éste representa. Pero precisamente Mesa debería decir en qué es diferente a Morales y cómo su posible gobierno se diferenciaría del actual.
La candidatura de Mesa podría ser una esperanza para la recuperación democrática del país ante la incostitucionalidad de la postulación de Morales. Falta mucho tiempo para las elecciones y las tendencias políticas pueden cambiar, y por ello precisamente se necesita de liderazgos opositores más asertivos, menos temerosos de contactarse con los ciudadanos y más claros en los mensajes que se esperan de ellos sobre los temas centrales.