Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: sábado 02 de febrero de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Estar en desacuerdo es parte del juego democrático y no debería ser nunca un argumento para una renuncia, sobre todo en una institución que basa sus pronunciamientos justamente en el criterio de siete miembros que no siempre van a coincidir.
De hecho, su postura contrasta con la de otro vocal, Antonio Costas, que declaró que no renunciará porque tiene un mandato para defender la Constitución y las leyes, y mientras el mismo no concluya, su obligación es continuar.
Pero, causalidad o no, Sandoval fue la única integrante del TSE que votó en contra de la habilitación del binomio Evo-Álvaro, y su salida contribuye al argumentario de la oposición, política y mediática, que sigue atacando al Gobierno como forma de esconder su falta de músculo preelectoral, y su falta de proyecto de país. Resulta al menos sospechosa su renuncia en momentos en que se quiere cuestionar la credibilidad del TSE.
El objetivo es claro, cuestionar la credibilidad de las instituciones democráticas del Estado Plurinacional, y la dimisión de Sandoval abona los cuestionamientos opositores.
De hecho, Sandoval subraya que su disenso se debe a la colisión de resultados entre el referendo del 21 de febrero y el fallo constitucional, pero ya ha quedado suficientemente demostrado que el resultado del 21F se acepta y no se modifica ningún artículo constitucional (a pesar de una consulta amañada al realizarse en medio de la mayor campaña de manipulación y mentiras mediáticas de la historia política boliviana), y la vía emprendida por el Movimiento Al Socialismo para habilitar a Evo Morales resultó de la decisión de pedir la reinterpretación de otro artículo constitucional.
En cualquier caso, y más allá del ruido posprimarias, los datos finales, con una participación del 45% de la militancia del MAS, demuestran una musculatura que ningún otro partido tiene. Que más de 450 mil militantes salgan a votar en unas primarias para refrendar un binomio, y un liderazgo, es algo a destacar.
Y, además, permite tener claridad en la necesidad de reforzar la estructura partidaria y territorial en Oruro, Tarija y Potosí, pero, sobre todo, en La Paz y Santa Cruz, donde se concentra casi la mitad del censo electoral, y que serán el gran desafío del MAS en la elección de octubre. Mientras tanto, y para ocultar el fracaso en las primarias y la falta de estructura territorial, la oposición ya comienza a impulsar movilizaciones de nuevo en las áreas de salud y educación.
Esas dos áreas se constituyen en prioritarias a defender, y mejorar, por el Proceso de Cambio, frente a una oposición carente de proyecto.