Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 02 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La fabulosa inversión de 27 millones de bolivianos, según el presupuesto del Tribunal Supremo Electoral, resulta ser un gasto oneroso que los partidos políticos o frentes deberían cubrir, puesto que, deben ser sus propios militantes quienes puedan elegir a sus candidatos y esos candidatos nominados para presidente y vicepresidente luego puedan participar en una elección general.
El costo asumido por el ente electoral ya presupone un manejo discrecional, puesto que en los seis países sudamericanos que se llevan a cabo estas elecciones primarias, son los partidos políticos los que cubren esos gastos, para elegir a sus candidatos que deben terciar en las elecciones generales. Fuera de nuestro continente el mejor ejemplo es Estado Unidos donde los dos frentes políticos más grandes, demócratas y republicanos, organizan con mucha anticipación sus primarias, escogen a sus candidatos de diferentes estados y votan al final por "los mejores" o al menos los más representativos que puedan salir de esta primera fase denominada primarias.
El costo por cada voto en nuestro país es de Bs 15,71 según información del Tribunal Supremo Electoral, lo que ya supone un alto costo en favor del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) que, sumados sus militantes 991.092 en total, alcanzaría el gasto a 15,5 millones de bolivianos, siendo el mayor porcentaje de los 27 millones de bolivianos que demanda el proceso de las elecciones primarias.
Pese a todo, ni oficialistas ni opositores pudieron mostrar su "musculatura política" que andaban anunciando antes de la realización de las primarias, que se convirtió en tácita confirmación de sus candidatos que se conocían y se sabía que son los que estarán habilitados para las elecciones generales de octubre de este año.
Así los nueve binomios presidenciales de igual número de partidos o alianzas político-partidistas, ingresaron al juego del gobierno, que pretendiendo mostrar su gran militancia se quedó también con signos de frustración, puesto que sólo el 32 por ciento de la militancia inscrita o registrada del MAS, votaron por el binomio Evo Morales y Álvaro García Linera, demostrando que hay indecisión en las filas, porque no existió una participación masiva como anunciaron los representantes de la organización masista.
Los opositores pretendiendo justificar su participación y a la vez su rechazo a estas elecciones primarias, ingresaron al juego del gobierno y convalidaron al binomio Evo-Álvaro, que es el objetivo que tenía el MAS para impulsar las primarias, lejos de impulsar a un nuevo candidato o quizá proyectar nuevos líderes oficialistas, porque todos están embebidos en el juego de la re-re-reelección.
De todas formas la votación sumada de los otros frentes o coaliciones políticas tampoco influye en el resultado final, tomando en cuenta que la participación total arrojó el 36,56 por ciento de votos válidos, tomando en cuenta también a los blancos y nulos, lo que demuestra que existe una apatía hacia la política partidaria y que los partidos tendrán que trabajar mucho para congregar a una militancia ahora dispersa, para mantener su voto duro o contingente de electores que garanticen el triunfo de determinada fuerza política.
El ausentismo se justifica cuando hay una elección voluntaria y de mutuo propio, sin obligación ni presión alguna, por obtener el certificado electoral o por precautelar el puesto de trabajo, cuando incluso se obliga a los funcionarios públicos que aseguren y garanticen el voto a favor con participación de sus familias.
Este ensayo no paso de ser una jugada de "suerte sin blanca", donde nadie pierde y más bien todos apuestan a ganador. Empero esa victoria mínima del MAS con seguridad preocupa a los dirigentes masistas, porque no lograron una respuesta masiva y contundente al globo de ensayo lanzado para mostrar su gran musculatura política, con su voto duro, que paulatinamente se reduce, quizá por el resultado de la política que se imprime a nivel de gobierno.
Hasta octubre resta poco y todos los presidenciables tendrán que trabajar duro por mantener su mayoría y su militancia, porque nada está dicho hasta conocer el resultado que arrojen las urnas. Mientras tanto por ser este un año electoral, ojalá en Oruro podamos jugar a la suerte sin blanca para que el Poder Ejecutivo apruebe importantes proyectos y nuestras autoridades departamentales, regionales y municipales trabajen en función de lograr un respaldo ciudadano en las próximas elecciones generales. Al fin tiene que existir alguna motivación.