Medio: El País
Fecha de la publicación: domingo 03 de febrero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La jornada electoral transcurrió como se esperaba, sin violencia, sin aglomeraciones, sin barullos. En la previa el MAS había convocado al “Masazo” y la oposición a no votar. Los resultados evidenciaron un componente que al parecer ni unos ni otros habían contemplado demasiado.
Los primeros datos, ya con más del 70 por ciento de mesas verificadas, es decir, con una tendencia importante, daban 35 por ciento de participación en el MAS en todo el país. El MAS no lo podía creer, la oposición tampoco, las reacciones fueron lentas. Muy lentas.
Como hace tiempo que se confunde el Gobierno con el partido, el ministro de Comunicación Manuel Canelas, ejerció de portavoz del gabinete de crisis y marcó un camino: es una base importante y tomamos nota. Parecía un aviso a navegantes, una amenaza directa a los dirigentes que deliberadamente habían inflado sus libros o habían sido incapaces de movilizar a su gente. Pero solo fue un espejismo. El jefe del gabinete de crisis sigue siendo Evo Morales, que ese lunes llegó a Padcaya con cara de pocos amigos y al medio día ya había dado su veredicto: alguien en el TSE nos está perjudicando. Protección paternal a los suyos, nada de autocrítica, nada de afear una conducta poco ética.
Para entonces la oposición se regodeaba en su inesperada victoria, pero ya se concentraba en sus luchas de poder internas, en cómo sacar mayor ventaja del escenario imprevisto. Las cifras empezaron a crecer, Dunia Sandoval renunció al Tribunal Supremo Electoral (TSE) en un momento intrascendente, o más bien señalada, y de repente, el MAS llegó al 45 por ciento de participación y a más de 450.000 votantes. Un 10 por ciento del padrón, pero no importa, esa vez los “guerreros digitales” sí estaban listos. “El partido más grande de Bolivia”. Nada nuevo. Evo decretó el “Masazo” y cerró el capítulo.
El propio Carlos Mesa reconoció que la campaña empezaba al día siguiente de las Primarias. La discusión sobre la legitimidad de Morales y García Linera se ha alejado nueve meses del momento decisivo y el MAS ha mostrado músculo; o la oposición no ha sabido pinchar en la debilidad.
Tarija en sus debates
Los resultados en Tarija han sido los peores del país, más de diez puntos menos que el promedio nacional, y más allá de que Evo Morales haya indultado a los suyos con la retórica de la conspiración, las diferentes facciones del MAS Tarija no van a dudar en utilizar la situación en su favor.
En estos momentos en el departamento se debaten varias leyes importantes, entre ellas la Ley Electoral que ajustará la figura de los subgobernadores a lo que señala el Estatuto y además, ajustará el número de curules por provincia al Censo y a la Ley 026, es decir, redefiniendo circunscripciones. En ese pulso, con el MAS siendo mayoría en la Asamblea, se prevé que las diferentes facciones ajusten sus cuentas.
La Alcaldía, a vueltas con el botadero
El pulso entre concejales y ejecutivos municipales va cambiando de temas por semana sin que al final se acabe de resolver ninguno. Esta semana fue el turno del botadero municipal, cuyo cierre viene postergándose desde 2010 a base de chicanas y alargues. Los taludes ya miden el triple de lo permitido, algo que ha sido recordado por los concejales divergentes. El municipio se comprometió a cerrar en dos años, es decir, a cumplir la Ley que obliga a desaparecer todos los botaderos a cielo abierto y sustituirlos por centros de tratamiento real. No hay espacio para más política.