Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 30 de enero de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Con estas palabras, el Presidente denunció que varios militantes del MAS no votaron porque sus nombres no estaban en las listas de votación o aparecieron inscritos en otros frentes. Por ello, demandó a los vocales una investigación “con mucha responsabilidad”. Es probable que haya “un problema técnico” en el Padrón Electoral, insinuó Evo, y pidió que el TSE investigue y solucione estos errores.
También reiteró que fue el TSE que sugirió en el entonces proyecto de Ley de Organizaciones Políticas que se realicen primarias en este mes. “También la propuesta de las primarias, en enero, viene del TSE. Elaboraron la ley con consultores, gente ligada a los partidos de derecha y nos quieren echar la culpa de que nosotros hicimos la ley a la altura del MAS”, dijo Morales.
Días antes de los comicios, el mandatario advirtió que en estas internas el MAS daría “waska” a la derecha y el Vicepresidente sostuvo que si menos del 50% de los militantes masistas no votaba, se preocuparía. Ahora resulta que el resultado (no tan favorable) de esta elección para el MAS se debe a que varios partidarios no lograron expresar su apoyo en las urnas porque no figuraban en la lista de habilitados.
No extraña a nadie que tanto el mandatario como los dirigentes de su partido construyan explicaciones sofisticadas (o a veces excesivamente simplonas) cuando los resultados no les favorecen, pero pretender endilgarle culpas a un Órgano Electoral que fue sumiso a todas sus voluntades y exigencias, porque las cifras no le convencen, es un exceso.
El país entero ha atestiguado cómo se presionó al ente electoral para que las primarias se realicen este enero, a pesar de la estrechez del tiempo y pese a que la expresidenta Katia Uriona desaconsejó su realización inmediata y que los partidos de la oposición también expresaron su desacuerdo.
También hemos escuchado las argumentaciones de los representantes gubernamentales en sentido de que esta millonaria elección en la que nadie eligió a nadie, es un gran logro y que transformará la democracia eliminando el autoritarismo que hace que se impongan candidatos y candidaturas.
Sin embargo, ahora resulta que el responsable de que no hayan votado más militantes masistas es únicamente el TSE. No sólo hay un forzado triunfalismo en el MAS, sino ese acostumbrado rasgo de mal perdedor que hace que en vez de optar por la reflexión o la autocrítica se busque al enemigo externo.
Si el MAS y el Presidente candidato optan por esta vía, están en su derecho, pero ya es hora de que el aprecio a la democracia que tanto se pregona, por el que se realizan actos como el del pasado domingo 27 de enero, gastando millones que podrían ser bien invertidos en muchas urgentes necesidades, se traduzca en hechos concretos.
El Tribunal Supremo Electoral claramente ha arriesgado su credibilidad aceptando las presiones del oficialismo para realizar estos comicios, e intentar ahora amedrentarlo y someterlo todavía más, es afectar a la democracia. No sorprendería que después de esta declaración, que representa es una presión (sin disimulo alguno), se procedan a otros cambios en la entidad electoral, o se opte por apartar de la institución a los técnicos que por ahora salvaguardan los datos y los sistemas.
s de esperar que no se llegue a este extremo y que se cuide uno de los más valiosos patrimonios de la democracia, que es la confianza en las autoridades electorales.
La elección que se avecina debe contar con un TSE respetado por las autoridades y por la población. De no ser así, solo se puede esperar lo peor.