Medio: Opinión
Fecha de la publicación: martes 30 de enero de 2018
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Problemas de gobernabilidad
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En este contexto, se ha reavivado el llamado público a la participación juvenil en los procesos electorales, reafirmando que, en una región joven como la nuestra, el voto de las y los jóvenes puede ser decisivo, especialmente si se tiene en cuenta que es de esta población de donde emergen los nuevos votantes. Así, por ejemplo, en Costa Rica, donde los menores de 34 años representan el 40 por ciento de los electores, las próximas elecciones contarán con 300 mil nuevos votantes; mientras que en México 14 millones de jóvenes podrán votar por primera vez, representando el 17 por ciento del electorado.
Sin embargo, fortalecer la participación juvenil en los procesos electorales que se avecinan no es tarea fácil y dependerá, en gran medida, de nuestra capacidad para escuchar y fortalecer los intereses políticos de las y los jóvenes, acercando estos procesos a sus realidades mediante acciones innovadoras que restablezcan su confianza en los mismos. Esto implica impulsar nuevas formas de hacer política, vinculando los espacios, los liderazgos y las propuestas con los cambios que vive el mundo y que demandan las personas jóvenes.
En cuanto a los espacios, es fundamental reconocer el papel que desempeñan los medios de comunicación y las redes sociales en las decisiones ciudadanas y la incidencia que la información tiene en la movilización de las emociones de los votantes. Esto, que pone en el centro la necesidad de generar estrategias comunicativas desde los Estados para ampliar el conocimiento de los procesos electorales, nos permite reconocer que hoy Internet es un espacio privilegiado por las y los jóvenes para la circulación de información plural, la organización política, la movilización y la incidencia de nuevas fuerzas. Una muestra de ello son los partidos digitales que han nacido en los últimos años para subvertir la política tradicional por medio de estrategias participativas, abiertas y colaborativas, como el Partido de la Red en Argentina y el Partido Digital en Uruguay.
Sobre los liderazgos, habría que tener en cuenta que con un electorado que se mueve por las emociones y no solamente por la racionalidad, es importante impulsar liderazgos que expresen optimismo, renovación y autenticidad y, sobre todo, que sean capaces de motivar a las personas jóvenes con causas específicas, más que con grandes proyectos grupales, a través de un llamado a la búsqueda de soluciones concretas. En tal sentido, se puede recordar, por ejemplo, que, según la Encuesta Millennial realizada por Deloitte en 2017, solamente el 33 por ciento de las y los jóvenes de esta generación, que es la más preparada de la historia, apoya a líderes que toman posiciones controversiales, que dividen a la sociedad o que claman por una transformación radical. Asimismo, es clave impulsar sus liderazgos apoyando su elección en cargos políticos, tal y como sucedió en Chile donde parlamentarios emergentes han dado un nuevo aire el Poder Legislativo.
Tomado de la agencia EFE