De las nueve agrupaciones políticas y partidos que participan en estos comicios, siete anunciaron que sus candidatos no irán a votar. Solamente el MAS y el partido de Félix Patzi movilizaron a sus bases. El FRI que apoya a Carlos Mesa, la agrupación “Bolivia dice No”, Pan-Bol, FPV, MNR, PDC y UCS participarán mediante representaciones de delegados que vigilarán el acto eleccionario.

Recordemos que la norma establece, para las primarias, un voto es suficiente, “pero no conveniente”, en criterio de la vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Lucy Cruz. De esta manera, un voto a favor valida cualquiera de las nueve fórmulas en carrera. Explicó que los blancos y nulos, por muchos que sean, no influirán en nada en los resultados de los comicios. El parágrafo décimo del artículo 29 de la Ley de Organizaciones Políticas señala que “la votación será individual, voluntaria, directa, libre y secreta”.

Pero la ciudadanía tendrá que tomar en cuenta algunas disposiciones, entre ellas, la prohibición del expendio o consumo de bebidas alcohólicas, la portación de cualquier arma y la realización de actos o espectáculos públicos al interior de los recintos electorales, e inclusive a cuatro cuadras alrededor de los centros de votación. Asimismo, está prohibida toda manifestación pública referida a una candidatura. La policía movilizará 19.400 efectivos en todo el país, y las FF.AA. también colaborarán donde sea requerida su presencia.

Es necesario comprender que las de este domingo no son elecciones en el estilo tradicional. De acuerdo a la convocatoria, los partidos deberían tener la opción de elegir entre varias opciones, ya que el objetivo central es democratizar e institucionalizar a las fuerzas políticas. Pero no se han dado las condiciones para cumplir este objetivo, se ha precipitado el evento.

Los opositores optaron por promover la abstención, en uso del pleno derecho de ir a votar o no hacerlo. Esa es una opción válida que le dará un nuevo sentido a la interpretación de los resultados, ya que las bases que sustentan la democracia ofrecen un timón al ciudadano consciente, que sabe que cuando se vulneran sus derechos y prerrogativas o se tuerce la ley, peligran las libertades.

Lamentablemente, en los últimos años se han presentado algunos factores de distorsión pese a las diversas formas de reproche de la ciudadanía. De todas maneras, es innegable un avance en la consolidación de la conciencia ciudadana. En nuestro país, ha habido un ascenso de la participación popular, se han abierto las válvulas para que los ciudadanos, sin excepciones de condición económica y social participen activamente en la vida nacional. Los movimientos cívicos, sociales y políticos se presentan cada vez más exigentes y movilizados, en demanda de mejores condiciones de vida y respeto a sus derechos.

Los ejemplos son muchos de instituciones, agrupaciones ciudadanas, organizaciones indígenas y hasta de regiones, ciudades y municipios que se tornaron contestatarias. Estos movimientos, que cada vez son más críticos, no nacen en la oposición. Esta actitud contestataria dice mucho sobre la conciencia popular en torno a los derechos ciudadanos. La gente no acepta ser manejada verticalmente.

En ese marco, las elecciones de hoy también adquirirán una connotación adicional a su objetivo principal. La ciudadanía sabe que tiene en la democracia la oportunidad de expresar su sentimiento sobre cualquier cuestión, y es consciente que, con el voto, puede dejar señales claras sobre su enojo o tolerancia.