Medio: La Patria
Fecha de la publicación: lunes 28 de enero de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Está claro que en una sociedad de centenares de familias y miles de ciudadanos "librepensantes", no todos opinan lo mismo y en cada caso tienen ideas y propósitos diversos, posiblemente con los mismos objetivos, pero a través de diferentes programas. Es ahí cuando surgen las diferencias y se hacen notorias las ideologías y las intenciones, expresadas a través de conductas con marcadas diferencias o en la otra línea con grandes afinidades. Unir las posiciones y lograr objetivos comunes, se vuelve una tarea de titanes, que deben desarrollar los líderes que surgen por efecto de la imperiosa necesidad de tratar las contradicciones especialmente ideológicas y políticas.
Al margen sólo de ideas, aparecen los intereses sectáreos que a su vez promueven la conformación de agrupaciones de todo orden, las de afinidad socio cultural, las de orden laboral y como la política ya está en juego, es lógico que se organicen los partidos políticos, dando un paso importante e interesante en la práctica de una democracia participativa, que en tal sentido permitiría a la mayor cantidad de líderes consolidar las agrupaciones que se vuelven núcleos de variado orden representativo.
En ese avance imparable y de paulatinas variantes, se manifiestan las más increíbles posiciones y opciones de mover la estructura del aparato administrativo de un Estado. Todo depende del turno que corresponde a las diversas "fuerzas sociales o comunitarias", al tipo de mandato superior y por lo mismo a la forma de asimilar las contingencias a un pueblo que casi siempre reacciona con rebeldía si sus derechos son alterados y manejados fuera de los márgenes de respeto a las normas vigentes.
Se entiende que al "nacer" un nuevo Estado, lo hace bajo sus primeras leyes, una Constitución y todo un esquema de normativas que serán mejoradas, sustituidas, ampliadas y en su caso eliminadas cuando su uso sea perjudicial a los fines de respeto ciudadano, derechos, libertades y alteración de los objetivos de unidad nacional, que en todo caso deben primar sobre otras formas alternativas que promueven minorías políticas u otras que a la sombra del poder estatal imponen situaciones de clara inequidad, con gastos indebidos, corrupción, presión contra eventuales formas de oposición y decisiones que alteran la convivencia pacífica y el orden constituido.
Las conductas sociales son claramente identificables cuando se alteran las condiciones de respeto hacia un sector y se generan reacciones sociales que exigen por su parte cumplimiento de propuestas, pero en los límites de legalidad, justicia, libertades y en función de solucionar las más premiosas necesidades del pueblo, dejando a un lado la atención de ostentosos y costosos programas que ponen en duda los alcances de anunciados "cambios sociales".
La ciudadanía ha sido observadora "silenciosa" de un proceso electoral, que fue considerado como innecesario al no cumplirse objetivos de elección de binomios partidarios. El proceso se cumplió, los resultados estaban previstos, por las conductas sociales contradictorias. Otra experiencia para bolivianos y bolivianas, que pese a todo, siguen y seguirán creyendo en la democracia.