Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 23 de enero de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Sin embargo, de existir, existe; de eso no hay duda. Inclusive ya tiene un poco de historia. Es parte esencial del "segundo tiempo" que se está jugando. No había sido sólo una ocurrencia el "meterle nomás"; apenas se supo el resultado del 21F, se encomendó a un consorcio de abogados para que arreglen el entuerto. Y éstos encontraron entre los viejos infolios jurídicos del "Pacto de San José", un párrafo donde se habla de que el derecho humano a ser elegido es un precepto superior en jerarquía a cualquier otro.
Pero hay un detalle importante. No se dice "por tiempo indefinido". Sólo los dictadores aspiran a no soltar las riendas del poder. La democracia es un sistema de gobierno que se basa en normas y principios, entre ellas la periodicidad y la alternancia. El que no respeta, es un dictador que usurpa el poder. Por lo que el mencionado pacto no puede propiciar ni avalar un "derecho" de lesa democracia, salvo error u omisión.
De todas maneras, en vista de que nadie se ocupó de esclarecer, la interpretación errónea o tergiversada ahora sirve para armar, según dicen los opositores, un gigantesco aparato de fraude electoral. Y, no obstante, basándose en ello precisamente, el TCP emitió la sentencia constitucional que habilita al binomio para las elecciones. Por su parte, y en concordancia con la dicha sentencia, el TSE emitió su veredicto reconociendo la legalidad del binomio de marras. Hasta aquí, en cuanto a normas, el camino ya estaba expedito. Sólo faltaba llevar a la práctica sus consecuencias. ¿Cómo meter a los candidatos chutos al mismo saco de los partidos?
¡Ah, los azules son imaginativos! Lanzaron apresuradamente la Ley de Organizaciones Políticas, el cálculo del tiempo era un componente clave. A los opositores los cogieron en calzoncillos, como dijo alguien. Casi al mismo tiempo se convocó a las primarias. Como fieles aliados del oficialismo, los partidos corrieron a inscribirse. Sin la ingenuidad de ellos, no hubiera sido posible concretar la astuta maniobra. El grupo radical que ejerce el poder detrás del trono, lo celebró jubilosamente: la oposición pisó el palito. Pero para completar la buena racha, se ha anunciado que varios organismos internacionales enviarán a sus representantes para ver las "elecciones primarias". Es decir, vendrán a ver lo que no existe. Hasta los mismos cocaleros postulan un único binomio, y hablan de elecciones. ¿No sabrán qué significa elegir? Y va a costar esa pantomima la friolera de 27 millones de bolivianos.
Y la CIDH está callada en siete idiomas; conoce el zafarrancho de Bolivia y no dice nada. Almagro, el de la OEA, también está del otro lado. Parecía ser buen un caballero, pero había sido la representación viva del mítico Jano. Y ante tal situación dramática, a los partidos parece que no les queda otra que echar el grito al cielo o ir a llorar al río, como aconsejaba el mariscal de La Calancha.