Medio: El País
Fecha de la publicación: miércoles 23 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Había silencio en el hemiciclo de la Asamblea Plurinacional, no como en Potosí. La introducción la hizo a su manera el Vicepresidente Álvaro García Linera, con su tono didáctico que emplea con niños y simpatizantes rurales por si no se entendía a Morales, se centró en una diapositiva en la que explicaba cómo los ciudadanos habían pasado de ingresos bajos a ingresos medios, todos pintados de azul en la gráfica pero sin explicar que diantres son los “ingresos medios”. El 62 por ciento de los bolivianos tiene ingresos medios, aunque a nadie le ha quedado claro si los suyos están en los ingresos medios de arriba o los ingresos medios de abajo.
A su turno, Morales desplegó sus tablas 2006-2018 versus 1992-2005, promedios anuales y comparaciones con los países del entorno en porcentajes relativos al PIB, donde salimos ganando por lo lejos de dónde venimos. A esa hora ya disparaba en tuiter Víctor Hugo Cárdenas, el más genuino de los candidatos en lo que a redes se refiere. “Apuesto q Evo no dirá: crisis del gas, cayó el volumen de producción y venta; razones de expulsión a Battisti; baterías no serán hechas en Bolivia; causas fracaso de Los Héroes de La Haya; causas de tanta corrupción; premio al TSE por haberle habilitado; educ= propaganda”.
Lo cierto es que no hubo mucha autocrítica en el discurso, que pretendía dar sobre todo la imagen de la estabilidad tranquila. Morales apenas citó la renta petrolera en hidrocarburos; no habló de política internacional; nunca habló de autonomía; habló tres minutos del mar para fijar la interpretación buenista de la sentencia y sí habló de corrupción, en una leve autocrítica y un leve jalón de orejas para los dirigentes que se hacen entregar viviendas sociales teniendo propias; lo que se interpreta como un mensaje para la remodelación del gabinete de hoy y también para la selección de candidatos en julio.
Morales también se centró en propuestas para la clase media, porque la estabilidad económica lo es, y porque también habló de viviendas, de salud y de empleo, incluso citando la jubilación obligatoria en determinados sectores, la medida tal vez más controvertida de las pocas anunciadas.
También estuvo rápido en redes Óscar Ortíz, el candidato de Demócratas que lo calificó de “disco rayado”, lamentó que no hablara en serio del mar y lo acusó de estar lejos de la realidad. “Que el presidente Morales diga en su discurso, que su gobierno ha contribuido a mejorar la salud, la justicia y la lucha contra la corrupción muestra cuán alejado se encuentra de la realidad”.
Morales acabó el discurso con aire de estadista, compartiendo el éxito de sus años de gobierno con todos los bolivianos; un mensaje conciso y directo, sin sectarismos, sin privilegiados, sin campesinos ni indígenas victimizados y también sin “vendepatrias”. El MAS ya tiene definida la estrategia y cualquier movimiento táctico suma a ella. El discurso fue corto, el más corto de los precedentes, empieza a convertirse en un habitual. En Potosí se acortó “por el frío” y lo cierto es que la brevedad es lo predominante en las últimas apariciones públicas del presidente Morales, que se esmera en cuidar la garganta.
Llamó la atención el silencio de Carlos Mesa, autodenominado – con base en las encuestas – el candidato más fuerte de la oposición, que sin embargo no dijo nada hasta entrada la noche en sus redes sociales. Tampoco se pronunciaron de entre los candidatos Jaime Paz, que gusta de contrastar con Morales sobre los éxitos de sus gobiernos, ni Virginio Lema, que tiene el manejo de redes más asesorado de entre los candidatos. Sí se pronunció Samuel Doria Medina, apartado por decisión propia pero en forma para una campaña larga. “El Presidente no tuvo la valentía de asumir los errores de 13 años. Por ejemplo, desconocer el voto. Y tampoco tuvo la audacia de proponer esperanza de futuro. Evo está al final. Toca pensar el país en grande”.
Un cambio de Gabinete con los puñales en alto
El cambio de gabinete llegará pronto, tal vez antes de que usted lea esta nota. Los rumores sobre los cambios no han sido tan fuertes como los años anteriores, tal vez porque el MAS sabe que a Evo no le gustan los cambios en tiempos de zozobra, tal vez porque no todos están dispuestos a subirse al barco en su año más difícil.
Circula desde hace días una lista que dice que Juan Ramón Quintana volverá a Presidencia, que Gabriela Montaño se irá a Salud, Rada a Trabajo y cesarán César Cocarico y Luis Alberto Sánchez. Otros colocan a Rodríguez Veltzé en Justicia y a Héctor Arce en la Cancillería… El MAS no está tan unido como parecía y cada cual tiene sus apuestas. Lo cierto es que Morales apuesta a la estabilidad, queda por ver si eso se traslada al gabinete.