Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 23 de enero de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Se puede objetar esto señalando la caída del actual porcentaje de pobres respecto del registrado a principios de siglo. Sin embargo, es incontrovertible que, pese a los avances parciales, seguimos estando en la cola. Esto significa que no solo nosotros mejoramos nuestros indicadores de pobreza durante este tiempo, sino que los vecinos hicieron lo mismo. El progreso no fue el resultado de un gobierno “milagroso”, como se quiere hacer creer, sino de transformaciones económicas y laborales que se verificaron en toda la región.
Lo dicho significa además que no progresamos con la suficiente velocidad como para revertir nuestro subdesarrollo y por eso seguimos comparándonos con los países centroamericanos en lugar de hacerlo con nuestros vecinos.
Tomar en cuenta estos hechos resulta muy difícil para quienes sí han visto el “cambio”... en sus propios bolsillos. Ellos seguirán proclamando día y noche que, gracias al gobierno de Evo Morales, Bolivia se ha convertido en tierra de promisión y riqueza. Lo es, en efecto, pero solo para ellos, que se han apoderado del Estado y lo usan como si fuera su patrimonio personal, ostentando un nivel de vida del primer mundo. ¿O no es del primer mundo que la COB, la asociación de los trabajadores del país más pobre de Sudamérica, luche por el doble aguinaldo de... quienes ganan más de 15.000 Bs. (2.000 dólares)? Si esas son las preocupaciones de los trabajadores de las empresas estatales y de los funcionarios, es lógico que no quieran que nada cambie. Para los demás, en cambio, por ejemplo para la Cepal, Bolivia sigue siendo un país con 3,8 millones de personas que ganan menos de 120 dólares al mes, es decir, un país con 3,8 millones de pobres, de los cuales más de un millón son pobres “extremos” que ganan menos de 30 dólares al mes.
Algunos de estos bolivianos, como es lógico, confundidos por su propia pobreza, pueden sentirse admirados por la construcción de una carretera, de un teleférico o de una cancha de fútbol, incluso cuando carecen de buenos servicios de salud y sus hijos no reciben más que una mínima parte de la educación que beneficia a las clases altas. Hay también razones ideológicas, sociales, étnicas y hasta comunicacionales por la que estos compatriotas continúan apoyando a Morales. Sin embargo, estoy seguro de que a la larga incluso estos sectores “duros” del masismo harán cuentas y comprenderán que no son ellos los que han ganado en estos 13 años; que no son ellos los que reciben grandes salarios, protección laboral y exención del pago de impuestos. Comprenderán que son unos cuantos los que se están aprovechando de la posibilidad de gobernar en su nombre.
Los demás bolivianos (la mayoría) ya lo sabe desde hace años: no son ellos los que han ganado en este gobierno, porque en él no han ganado los ciudadanos corrientes, los que deben valerse de su trabajo y su capacidad emprendedora; los que tienen estudios, pero no “enchufes” políticos; los que prefieren esforzarse a ser “llunkus” políticos; los que no han hecho del sindicalismo y de la cercanía al gobierno sus medios de producción. Estos bolivianos votaron “no” el 21F porque ya se dieron cuenta de cómo son las cosas en Bolivia: quiénes ganan y quiénes pierden con el MAS.
El autor es Presidente Unidad Nacional