Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 22 de enero de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Un informe de la Unesco confirma que la mayoría de países de América Latina tienen leyes que garantizan el acceso a la información oficial, a excepción de Bolivia, Costa Rica, Cuba y Venezuela. Diversos intentos se han dado para legislar esta materia en la Asamblea Legislativa Plurinacional durante la gestión de Evo Morales, pero no por casualidad el país no tiene aún una ley que garantice el acceso pleno a la información pública.
Un amplio reportaje realizado por el suplemento Séptimo Día corrió el telón de la cultura del secretismo aún vigente en el país, pese al discurso gubernamental que asegura que la libertad de prensa y la libertad de expresión están plenamente garantizadas por la acción del Estado.
Una maraña insondable de burocracia, desidia y corrupción establece un verdadero muro que impide, para comenzar, que los periodistas puedan obtener toda la información requerida para fiscalizar a los funcionarios de turno.
Cuando los periodistas están indagando irregularidades en el manejo de la cosa pública, los funcionarios aludidos se amparan en el silencio o en la dilación para evitar dar explicaciones de sus acciones. Varios periodistas no pudieron contar con la contraparte (procedimiento fundamental del periodismo) en casos de corrupción, malversación de recursos y bienes públicos, narcotráfico y contrabando, por lo que se hizo más difícil acceder a la verdad de un determinado hecho o fenómeno.
Los funcionarios gubernamentales al más alto nivel deberían recordar que la prensa libre e independiente es uno de los pilares fundamentales del sistema democrático y que es obligación del Estado garantizar su labor y funcionamiento.
Ojalá que en esta legislatura, especialmente el oficialismo del MAS, que controla la Asamblea Legislativa, se abra un nuevo debate sobre el acceso a la información en Bolivia y se incluya la aprobación de esta ley como una de las prioridades en el marco de la tan mentada renovación que postulan a propósito del actual proceso electoral.