Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: domingo 20 de enero de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Para empezar, los vocales que administraron las elecciones generales de 2014 y las regionales de 2015 fueron fuertemente criticados por la falta de credibilidad y transparencia en sus actos, por lo que la oposición y el oficialismo, incluso el presidente Evo Morales, demandaron en ese periodo su renuncia.
La crisis en esa oportunidad se debió a la falta de credibilidad por el entredicho de las graves denuncias hacia el oficialismo. La primera, el destino de Unidad Demócrata (UD) en el Beni quedó sellado en marzo de 2015. El TSE canceló la personalidad jurídica de este frente por la difusión de encuestas partidarias. Así, 228 candidatos quedaron fuera de los comicios tanto de la gobernación como de municipios.
El otro evento fue la anulación de los votos del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) por el retiro de su candidato que decidió retornar a su partido de origen, el MAS, hecho que de manera directa favoreció al oficialista Esteban Urquizu para que no vaya a una segunda vuelta con la agrupación ciudadana Chuquisaca Somos Todos (CST) que postuló al disidente Damián Condori.
Pero, además de estas dos situaciones, se denunciaron irregularidades en el conteo de votos en diferentes departamento del país, se advirtió que las mismas tenían la “intencionalidad del Gobierno del MAS de aniquilar” al Movimiento Sin Miedo (MSM) y al Partido Verde de Bolivia (PVB), hecho que al final se confirmó.
Los vocales que administraron este proceso fueron; Wilma Velasco, Ramiro Paredes, Dina Chuquimia, Wilfredo Ovando, Marco Ayala, Irineo Zuna, y Fanny Rivas, quienes renunciaron por presión antes de que se cumpla su mandato.
Después de la renuncia, la Asamblea Legislativa procedió en designar a los nuevos vocales. Éstos asumieron sus funciones el 13 de julio de 2015.
El TSE recuperó cierta confianza tras el referendo del 21F de 2016, cuando ganó el No a la repostulación de Evo Morales. La implementación de un sistema de conteo rápido transparentó ese proceso y permitió hacer un control efectivo.
Sin embargo, este cuerpo colegiado también entró en crisis por el nuevo intento del MAS de repostular a Morales basado en un fallo del Tribunal Constitucional, en noviembre de 2017.
La presentación de la Ley de Organizaciones Políticas en Julio de 2018 marcó el destino de este tribunal. Le ley impuso unas primarias que fueron utilizadas por el oficialismo para acelerar el ambiente electoral y “saltarse” el obstáculo del 21F. Las renuncias de dos de sus miembros: José Luis Exeni y Katia Uriona, el primero por salud y la segunda por el estancamiento en la toma de decisiones y en resguardo de la institucionalidad, echaron por tierra cualquier salida a la crisis.
El golpe más duro se dio el 4 de diciembre de 2018, cuando la Sala Plena decidió habilitar al binomio del MAS, Evo Morales-Álvaro García, para las elecciones primarias, por encima del 21F.
Ante estas renuncias, el oficialismo decidió completar las acefalías, pese a existir el quorum suficiente para continuar el trabajo de Sala Plena, con lo que a decir del experto se tomó el control total del TSE, donde hoy sólo quedan dos vocales “disidentes”, como son Dunia Sandoval y Antonio Costas.
“El TSE es hoy el Órgano más cuestionado”
El experto en temas electorales, Paul Antonio Coca, dijo que si hoy se hace una consulta ciudadana sobre el TSE, sería el órgano más cuestionado de los cuatro que existe en el Estado. “Muchos creen que el Ejecutivo es la más cuestionada, pero, sorpresa, las críticas al Órgano Electoral son más que hacia el Ejecutivo”, afirma el analista.
Estos datos se reflejan con claridad en la encuesta metropolitana del Foro Regional, conforman Los Tiempos, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) y Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública (Ciudadanía).
Según este estudio, más de la mitad de la población desconfía del TSE y de las elecciones, siendo la región metropolitana de Cochabamba la que mayor descrédito ve en el Órgano Electoral (ver infografía).
El 53,6% de los encuestados desconfía de esta institución, mientras que sólo el 28,1% le da credibilidad.