Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: martes 15 de enero de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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"Lo que se recuerda siempre vive, nunca muere” (Michel Rostain).
UDP vuelve a participar en 1980. Durante la campaña, el 2 de junio, la avioneta Piper Azteca, con matrícula CP 1443 que contrató, parte del municipio paceño de Laja a las 9:45 rumbo a Beni, pero se estrella a los pocos minutos, muriendo Jorge Álvarez Plata, Enrique Barragán (ambos del MNRI), Jorge Sattori (PCB), el fotógrafo Douglas Veizaga y el piloto Gonzalo Ascarrunz; milagrosamente, Paz Zamora sobrevive, pero con graves quemaduras que afectan su rostro, cuello, espalda y manos (no abordó Siles Zuazo por temas de salud). Se pensó que era un accidente, pero investigaciones posteriores apuntaron a atentado aéreo gestado por el dueño de la nave alquilada: Luis Arce Gómez.
El cierre de campaña fue el 27 de junio en La Paz, ante miles de personas; el momento emotivo fue al reproducirse un mensaje grabado por Paz Zamora hacia sus seguidores, ya que no estuvo presente por el tratamiento médico de las quemaduras del avionazo. Con la algarabía popular a flote, Siles Zuazo bajó de la Plaza San Francisco hacia El Prado en masiva caminata, pero de un edificio en la Av. Mariscal Santa Cruz lanzaron una granada de fragmentación y, tras la explosión, ráfagas de disparos atentaron contra los udepistas, habiendo dos muertos y más de 50 heridos; Siles Zuazo salió ileso.
UDP vuelve a ganar, pero el 17 de julio, militares a la cabeza de Luis García Meza efectúan un golpe de Estado y controlan el país; imponen un “Gobierno de Reconstrucción Nacional” caracterizado por violaciones a los derechos humanos, tráfico ilícito de drogas, saqueo de los recursos del Estado, asesinato de opositores, quema de archivos históricos (como los de las Cortes Electorales), entre otros aspectos.
El 15 de enero de 1981, hace 38 años atrás, en plena dictadura, el MIR sufre el peor día en su historia, cuando sus dirigentes nacionales Ramiro Velasco Arce, José Luis Suárez Guzmán, José Gonzalo Reyes Carvajal, Ricardo Navarro Mogro, Artemio Camargo Crespo, Arcil Menacho Loayza, Gonzalo Barrón Rondón y Jorge Baldivieso Menacho son asesinados en la calle Harrington de la zona de Sopocachi en La Paz por grupos paramilitares al mando de García Meza y Arce Gómez; los miristas sostenían una reunión política clandestina de análisis político que preveía la adopción de medidas de resistencia que acelerarían la caída del dictador. Gloria Ardaya Salinas sobrevive ya que se esconde debajo de una cama; su instinto de supervivencia le hizo arrastrar el cadáver de uno de sus compañeros para cubrirse, pero, mientras los asaltantes preparaban la escena para hacerla parecer un enfrentamiento entre los propios fallecidos, la descubren, capturan y torturan.
El 10 de octubre de 1982, el país retornó a la democracia, pero no podemos ni debemos olvidar a quienes ofrendaron su vida para tener la libertad de la que ellos no gozaron, y por la que se sacrificaron. Quizá no sea mucho, pero este es un pequeño homenaje a los mártires de la calle Harrington, a quienes siempre debemos recordar, puesto que su legado vive en nosotros. “Es inútil ametrallar a las montañas”, reza el lema del monumento en homenaje a ellos, que está en la Avenida del Poeta en La Paz.