Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: sábado 12 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Por tanto, las primarias bien entendidas deberían aplicarse como en el fútbol, el cacho o la rayuela, que necesita llevar a cabo una competencia entre adversarios que se enfrentan al interior de un mismo partido político, en este caso, para ganar la contienda y avalar su participación en las elecciones de octubre de 2019. En las primarias deberían existir mínimamente dos o tres binomios de candidatos de los cuales se pueda elegir a los más capaces y confiables, que contribuyan a lo que dicen los voceros del gobierno, lograr “la democracia interna de los partidos políticos”, previo registro de sus militantes.
El artículo I de la Ley de Organizaciones Políticas, –que debería entrar en vigencia a partir de las Elecciones de 2025–, señala que se trata de “regular la constitución, funcionamiento y democracia interna de las organizaciones políticas, como parte el sistema de representación política y de la democracia intercultural y paritaria en el Estado Plurinacional de Bolivia”. Para eso están los partidos políticos, las agrupaciones ciudadanas y las organizaciones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, como una alternativa para evitar la imposición de candidatos con un liderazgo cuestionado por sus propios militantes.
El artículo 29 de la misma Ley propone que “para participar en la elección de presidente (a), vicepresidente (a) del Estado Plurinacional, los partidos políticos o alianzas elegirán a su binomio en un proceso electoral primario, obligatorio y simultáneo convocado por el Tribunal Supremo Electoral, con participación exclusiva de la militancia de la organización política. Los partidos políticos y alianzas podrán suscribir uno o más binomios para la elección primaria ante el Tribunal Supremo Electoral”.
Diríamos que esos pasos formalmente ya se han efectuado, a pesar de los cuestionamientos de senadores y diputados de la oposición, de las plataformas ciudadanas, de la misma ciudadanía que no milita en partidos políticos, además de los propios partidos de la oposición que han aceptado las reglas del juego y han decidido participar de las primarias, con un Tribunal Supremo Electoral sumiso que está decidido a cumplir una ley que no goza del consenso de la ciudadanía.
Por tanto, las primarias no se justifican porque en cada partido hay un solo binomio y no da opción a elegir nada, queda solo legitimar a los candidatos propuestos por sus partidos. Tampoco se justifica gastar 27 millones de bolivianos, que como resultado conducen a mostrar al candidato oficialista con votos de sus militantes que irán obligados a las urnas a expresar su voto, incluidos los funcionarios públicos que quieren conservar sus cargos en las instituciones públicas donde trabajan.
Las primarias solo sirven para legitimar la candidatura de Morales y García Linera, desconociendo el voto del soberano, expresado en el referéndum del 21F, vulnerando la Constitución Política del Estado y todas las expresiones de rechazo de la misma ciudadanía que cree en la democracia y exige que se la respete.