Medio: El Día
Fecha de la publicación: jueves 10 de enero de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Para hablar en términos futbolísticos, como le gusta a los jerarcas del régimen, lo que está sucediendo en el TSE es comparable a una selección dirigida por un técnico novato y que se queda sin su arquero titular, sin su principal defensor y para colmo, sin el goleador que le asegure el éxito en la final de un campeonato mundial.
En el caso del TSE estamos hablando de un sistemático desmantelamiento de personal clave que empezó antes de la llegada de Choque, quien asumió el cargo en medio de una ola de renuncias provocada por disidencias internas y por la evidente presión e injerencia aplicada sin descaro por los operadores políticos del régimen.
En estas circunstancias el panorama que se presenta en torno al voto ciudadano es impredecible y los observadores creen que podríamos estar en los umbrales de un escenario surrealista, con cifras nunca antes vistas, formas de manipulación propias de las peores dictaduras africanas y una desvergüenza propia del chavismo venezolano, que mantiene a un títere en el poder a fuerza de fraudes cada vez más escandalosos.
Resulta obvio que el TSE no ha terminado su trabajo con la habilitación ilegal del presidente Morales y su acompañante de fórmula o con la puesta en marcha de unas elecciones primarias que rayan en lo absurdo y que simplemente buscan legitimar un binomio inconstitucional que nos está conduciendo a la ruptura democrática.
Su labor habrá concluido cuando le asegure un triunfo claro (y en lo posible arrollador) a un régimen que sistemáticamente va perdiendo la confianza y la credibilidad de la gente y que en circunstancias normales, con un árbitro independiente y un contexto de transparencia, podría sufrir un revés electoral mucho más significativo que el ocurrido en el referéndum de 2016, proceso que no estuvo libre de sospechas que indican que la votación a favor del “No” fue mucho más abultada.
La única fuerza capaz de resistirse a este desmantelamiento está en el ciudadano, en los medios de comunicación, en los partidos de oposición y las organizaciones civiles que han estado luchando por la democracia y por la defensa del voto ciudadano. Ni siquiera es confiable la expresión de disidencia de ciertos elementos al interior del TSE, cuyo papel parece encajar muy bien en la comedia que se está armando.
Resulta obvio que el TSE no ha terminado su trabajo con la habilitación ilegal del presidente Morales y su acompañante de fórmula o con la puesta en marcha de unas elecciones primarias que rayan en lo absurdo.