Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 09 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El actual candidato a la vicepresidencia por UCS, Humberto Peinado, se monta en la ola de lo que él mismo denomina “conservadurismo moral”, probablemente basado en el convencimiento en sus ideas religiosas, en la resuelta admiración por ciertos personajes políticos de moda como Bolsonaro, y en la certeza de que con ese discurso podrá seducir a alguna porción del electorado boliviano. El conservadurismo a que se refiere, es el giro que se ha producido después del experimentalismo de los gobiernos progresistas en la región y cuyo ícono en América Latina, al menos para este candidato, es nada más y nada menos que el flamante presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pues, según afirma: “Vienen mejores días para Brasil de la mano de Jair Mesías Bolsonaro”. El candidato en cuestión, también asocia esta tendencia con mejores días para Bolivia, pues exclama en su cuenta twitter que seguirá el buen ejemplo del mencionado líder y que “¡pronto Bolivia tendrá un mejor futuro!”
En los últimos años, las democracias occidentales se han visto invadidas por una tendencia ideológica conservadora que va de la mano de los populismos de derecha. En Europa, alimentada por el rechazo a la migración y, en general, por la instauración del miedo al futuro, el cuestionamiento a ciertas medidas económicas asumidas por los Estados, o bien, por la demanda de una mayor eficiencia; de esa manera, sin un horizonte político claro, cuestionan el orden y son capaces de movilizar a amplios sectores de la población que otorgan inusitadas votaciones electorales a personajes como Trump, en Estados Unidos o a partidos como el Frente Nacional, en Francia, el partido de la Libertad, en Holanda, Vox, en España, la Liga Norte, en Italia y otras vertientes neonazis a lo largo y ancho de Europa y que observamos con estupor desde nuestros contextos.
El neo conservadurismo actual es violento en los discursos y en las decisiones, su pensamiento constituye un retroceso en los históricos avances de la humanidad que trascienden personajes y gobiernos como por ejemplo, va en contramarcha de la dilución de fronteras entre países y de la creación de comunidades más amplias, de la apertura humanista a migrantes en situación crítica, de la aceptación de la libertad de pensamiento y decisión de las parejas sobre sus preferencias sexuales, del derecho a la decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo, del respeto a las minorías. Estos líderes proclaman el soberanismo por encima de los derechos humanos y propugnan democracias dictatoriales.
El candidato Peinado, autoidentificado con estas corrientes, habla, por ejemplo, de eliminar el discurso de género, desconociendo las largas luchas de las mujeres o el retroceso en los derechos de la diversidad, entre otros. Sería conveniente que el mencionado candidato enmarque sus discursos en la democracia y en la historia del país y guarde para sí su admiración por ciertos personajes reñidos con la ética y los derechos fundamentales de la humanidad.