Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 09 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La colectividad se asombra diariamente ante nuevos casos que se denuncian sobre corrupción administrativa cometida por altos personeros, incluso de la magistratura, donde se supone que estarían prestando servicios los más esclarecidos profesionales en materia de leyes. Todo sucede bajo un pretexto equivocado con ligazón a la democracia, cuando en realidad los resultados de muchos hechos, vulneran los principios de libertad, justicia y respeto a los derechos humanos, que son componentes inviolables de la democracia y la Constitución Política del Estado.
A ese proceso de asuntos irregulares, se suma la condición diseñada para el año en curso con su característica electoral, equivale señalar que las corrientes políticas ocuparán el escenario público para exponer sus "ideas y programas" de la mejor manera posible y eso significa que además de las redes sociales, el ambiente en sí, será saturado de la temática electoralista con sus variables más o menos conocidas, que se traducen en denuncias, ataques directos y críticas de todo nivel, color y fuerza en pos de encontrar entre contrincantes las más insólitas "cuestiones de oficio", que quiérase o no ocuparán la atención de un alto porcentaje del electorado.
A esos hechos que tendrán predominio público, para los ciudadanos que se preocupan de veras de las cosas serias, como la economía nacional, la deuda externa, las relaciones diplomáticas y el precio de las materias primas, se suma como alguien decía "la pesada mochila de problemas", una carga pesada sobre la espalda de bolivianos y bolivianas, por lo mismo este 2019 ya comienza con sus fricciones entre tumultos internos, pero además con sobrecarga en la conciencia de nuestros profesionales y un alto porcentaje de ciudadanos que además están todavía indecisos en aplaudir o criticar el pago del aguinaldo doble, que se diluye como agua en las manos y genera más problemas que soluciones.
Qué año el que nos toca vivir, de bastante inseguridad porque la confianza ciudadana en los poderes del Estado se esparce y se extiende en los sectores más vulnerables, precisamente los que son envueltos en la retórica de los políticos, que por su lado, no tienen ninguna oferta atractiva que haga pensar en verdaderas soluciones a nuestros problemas.
Hay una corriente de orden general que está alterando el curso de la economía mundial y por supuesto que todos los países y en la medida del desarrollo de sus programas financieros, sentirán los efectos de cambios sustanciales que tendrán sus consecuencias entre los de menor desarrollo y que siguen siendo dependientes de sus materias primas, sin industrias competitivas.
En criterio de los empresarios nacionales, precisamos recuperar la confianza en la administración del Estado y para eso se esperan algunas señales positivas que estén dirigidas a enmendar errores, a cumplir promesas, a evitar el derroche de fondos y asignarlos a programas de verdadero desarrollo social, hay urgencia de encarar cambios sustanciales en la élite política, la oficial y la opositora, para restablecer por lo menos un mínimo de alivio en la pesada carga de incertidumbre nacional.