Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 09 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Ricardo Calla Ortega es sociólogo.
Como se lo viene repitiendo cada día por parte de todos quienes hacen un análisis responsable sobre el tema, las primarias del 27 de enero serán solamente un irresponsable derroche de dinero y de recursos públicos forzado por el régimen del MAS y un esfuerzo propagandístico corrupto e ilegal de este partido con miras a apuntalar la crecientemente debilitada fuerza electoral del binomio Evo Morales-Álvaro García.
En todo caso, el MAS ha logrado políticamente, con las primarias programadas para el fin de mes, lo que quería: i) Adelantar la puesta en marcha del proceso electoral de fines de 2019, ii) imponer, contra la CPE y la ley, la legalización forzada de la candidatura de Morales-García y, finalmente, iii) hurtar para fines de propaganda a favor del binomio oficialista prorroguista recursos públicos que bien podrían haberse utilizado para fines más decentes. Las “primarias” para favorecer las pretensiones prorroguistas del MAS le costarán al país unos 27 millones de bolivianos de malgasto y dispendio presupuestario.
Así, en un marco plagado de ilegalidades y de dilapidación de dinero y recursos, el nuevo año 2019 arranca con la onerosa campaña electoral del MAS para lograr la reelección del binomio oficialista de aquí en unos 10 meses. El tiempo político, ahora de campaña abierta, pasará ahora a volar. Habiendo sido finalmente derrotados los esfuerzos ciudadanos por hacer prevalecer los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 que le prohibió al binomio Morales-García sus pretensiones de reelección a fines de 2019, la inmensa marea opositora contraria a los afanes prorroguistas del MAS tiene frente a sí una sola alternativa de acción para este año crucial: forjar una fuerza electoral unificada con dinamismo potenciado por la mayor voluntad y convicción democrática posibles, con capacidad para impedir cualquier fraude electoral a fines de 2019, y con la solidez para resistir cualquier intento de cancelar las elecciones de fin de año por parte del MAS. Para ese esfuerzo la responsabilidad principal recae en el equipo de Comunidad Ciudadana, la alianza electoral encabezada por el binomio Carlos Mesa-Gustavo Pedraza.
Efectivamente, por tratarse de la alianza electoral ya provista -según todas las encuestas, incluidas las oficialistas- del suficiente respaldo de votación potencial como para proyectarse portando la fórmula ganadora en las elecciones nacionales de fines de 2019, Comunidad Ciudadana está obligada a dar este año un paso político fundamental: acoplarse con el Movimiento Democrático Social encabezado por Rubén Costas –con relevante fuerza electoral en las tierras bajas del oriente boliviano y por hoy postulando al binomio Óscar Ortiz-Edwin Rodríguez– para forjar una alianza opositora convergente que selle el potencial de Mesa-Pedraza de convertirse en el binomio ganador de 2019. Solamente la unión entre las fuerzas políticas articuladas por Carlos Mesa, por un lado, y Rubén Costas, por el otro, asegurará suficientemente que el bloque opositor democrático boliviano se convierta en la fuerza victoriosa capaz de formar para 2020 en adelante el Gobierno de Bolivia.
La unificación entre la fuerza electoral de Carlos Mesa y el vigor político de la masiva fuerza regional oriental encabezada por Costas garantizará con mejores perspectivas el restablecimiento de la vigencia plena de la institucionalidad democrática –hoy gravemente deteriorada– y del Estado de Derecho -cada vez más derruido- en Bolivia.
El año 2019 debe entonces, para el bloque opositor democrático boliviano, convertirse en el año en el que se forje un frente amplio basado en una potente alianza electoral entre Comunidad Ciudadana y Movimiento Democrático Social; una alianza regida programáticamente por un horizonte de i) restitución plena de la democracia y el Estado de Derecho, ii) de búsqueda de la justicia social y de puesta en marcha de políticas efectivas contra la pobreza y por la igualdad económica en el país, y iii) de iniciación de esfuerzos masivos por reestablecer equilibrios medioambientales y de incentivar propuestas a favor de la naturaleza en Bolivia y la región. Fácil decirlo, muy fácil solicitarlo, fácil exigirlo. No se trata, en todo caso, de una solicitud contemplativa. Hay que poner las manos en la obra. Esta es la hora de la unidad. Es el momento de juntar la voluntad y los anhelos. Es el tiempo del sentido común: sólo la unidad hace la fuerza, sólo la unidad nos devolverá la democracia. A no dudarlo, a no encerrarse en la trampa simplista del cálculo mezquino. Luchemos, todos juntos, por una democracia que se nos escapa, por una democracia que estamos a punto de perder. Esta es la hora del esfuerzo más exigente. A unificarnos: esa, no otra, es la ruta política que debe regir este año en el corazón de la esperanza.