Medio: El Día
Fecha de la publicación: lunes 07 de enero de 2019
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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Para el experto, según muchos trabajos de investigación, queda establecido que la construcción de hidroeléctricas construidas en regiones tropicales, en los primeros tres años emiten gas metano, lo cual tiene que ver con alto impacto de efecto invernadero."Ese primer elemento contrapone de manera categórica la idea falsa de que las hidroeléctricas traen energía limpia", argumenta el experto.
Además, menciona como segundo elemento, que una vez construida la represa el peligro tiene que ver con la amenaza socioambiental, con serias consecuencias de desplazamiento de grandes conglomerados sociales habitadas en el lugar. Tiene que ver con comunidades y pueblos indígenas, con alto grado de negación de derechos de esas poblaciones.
Y como tercer razonamiento que contrapone la idea falsa de energía limpia, asegura Berman, es el hecho de que la producción de energía eléctrica que previamente a la construcción de la represa se considera como “algo garantizado”, en los hechos ya no es más. "Al final, como ha sucedido en el Brasil, de la construcción de la represa, resulta que dicha cantidad de energía que se estimaba producir, no es tal. Es decir las centrales hidroeléctricas producen menos energía de lo que se había previsto", precisó.
En la voz de otras fuentes. Para el investigador del Probioma, Antonio Sanjinés, la política energética con respecto a las megarrepresas hidroeléctricas que encara el Gobierno es un contrasentido, cuando en el marco del cambio climático se requiere mayor cantidad de bosque y ríos libres que fluyan. "Las Megarrepresas no son ninguna alternativa de generación de energía sostenible, tomado en cuenta, en el caso del Proyecto del embalse Rositas, afectará 45.000 hectáreas donde los bosques entrarán en descomposición generando metano que es un gas de efecto invernadero que tiene 23 veces más efecto que el CO2", precisa.
En tanto, Ruth Alipas, dirigente e investigadora indígena de San José de Uchupiamonas, el proyecto millonario de Chepete-El Bala en el norte de La Paz, implica una agresión directa al medio ambiente, cuyas emisiones dañarán agua dulce, flora y fauna de las reservas naturales del Madidi y el Pilón Lajas.
"Las serranías Chepete y de El Bala tienen un material no sólido que se llama Bala. Con el remojo del agua represada, más la presión del caudal de la cuenca del río Beni y el sedimento que se acumulará en la base de la represa, conjuntamente a los árboles que arrastrarán la corriente que se atascarán en la represa, no habrá infraestructura que resista", asegura Alipas.
El costo social irreparable. Berman señala que la idea de constituir a un país en un centro energético de la región, como pretende hacer el Gobierno de Bolivia, no pasa de ser un discurso político, dado que está ligado a un sentimiento más de nacionalismo o patriotismo.
"Los recursos energéticos en el continente sudamericano no deben ser entendidos como exclusivos de un solo país. Al contrario, son inherentes a todos los que habitan en la región, más aún en una propuesta de integración energética", enfatizó.
En el caso de Chepete y El Bala, menciona Alipas, la gran amenaza es inherente a la existencia misma de las poblaciones milenariamente asentados en toda la Amazonia del norte paceño. Nos perderemos como culturas vivas de seis naciones indígenas, y nos desintegraremos como familias, como comunidades sin que nuestras vidas se sientan como una perdida. "Nuestro valor no radica en la cantidad de indígenas o seres humanos que perdernos todo, sino en el valor de lo que se tiene para nosotros en el presente y para el futuro", precisa.
Sanjinés, a tiempo de señalar que el proyecto Rositas es más que un sueño; es una pesadilla, dado que va a implicar una deuda de 1.300 millones de dólares, sin contar las indemnizaciones a 16 comunidades que van a perder todo, desde sus casas, escuelas, postas de salud, caminos, líneas eléctricas, parcelas de producción agrícola, parcelas de ganadería, entre otros.
12 Años
De la nacionalización de hidrocarburos, la situación gasífera actual es adversa para Bolivia.
Las amenazas más latentes además de lo ambiental
Afectación. Según las comunidades indígenas las aguas estancadas provocarán enfermedades para las cuales los habitantes naturales no están adaptados y anticipan una extinción sin límites con enfermedades tanto a indígenas como no indígenas, como es el caso de la región del Chepete y El Bala
Vivencia. También ven peligrar su cultura a partir de que los saberes y conocimientos ancestrales sobre medicina tradicional, manejo de fuentes de agua, manejo de semillas, calendario de producción se perderán para siempre, además de los ríos que son entes vivos en su propia cosmovisión indígena ancestral.