Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 05 de enero de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Injusticia, corrupción política, subordinación, llunkerío, robos, asaltos sangrientos, represiones, narcotráfico e inseguridad, ¿es acaso todo lo que deja el año? Sí y no.
Sin lugar a dudas, este año tiene el mérito de ser el año del final de la época de bonanza económica, bonanza que no fue producto; de ningún inexistente modelo económico, sino de una coyuntura internacional de buenos precios de materias primas, amén de un endeudamiento sin parangón, es el año desde el cual no es de ninguna manera posible tapar el sol con un dedo.
Así como también fue el año 2018, el año en el que el pueblo de Bolivia, manifiesta su rechazo total y absoluto a las nefastas políticas del partido de gobierno, el cual cada vez más va revelando sus aprensiones totalitarias y sus aspiraciones de eternizar el poder.
La sociedad nacional, incluso con el ya de por sí extenuante diario vivir, puede ver e incluso actuar para expresar el descontento y la voluntad de rechazar aquellas actitudes que van en contra de su bienestar, así como las que van decididamente en contra de su voluntad.
Empero, dicha manifestación se diluye en una actitud no importista de muchos sectores y por qué no decirlo; generaciones, así como en la falta de organización, falta que hace que los grandes esfuerzos de los sectores que luchan en contra de las perjudiciales medidas gubernamentales, se desgasten y prácticamente se diluyan en medio de la indiferencia.
Cuesta decirlo, pero situaciones de orden gravísimo como las de la contaminación ambiental o las de la presencia de extranjeros que saquean nuestras riquezas y maltratan a nuestros hermanos en medio de una total impunidad o incluso hechos de corrupción tapados por las subordinadas autoridades del gobierno han tenido menos impacto mediático y movilización.
O incluso que la problemática del diario vivir se vea empequeñecida por los chismes y vicisitudes de las fabricadas "estrellas y famosos", de la TV basura, resultando una difusión no sólo de antivalores, sino de ignorancia.
¿Algo anda mal? Sí y la respuesta específica es; casi todo.
El campeo de la ignorancia no es sólo triste, sino es el aliado idóneo y perfecto de un mal gobierno, empero inclusive en esta ceguera comunicacional, el rechazo a la política fue contundente, aspecto que debería de llamar la atención de quienes se creen dueños de Bolivia.
Observemos la coyuntura nacional: alza de precios estacional que se convierte en permanente, volúmenes nunca antes vistos de importación de productos de primera necesidad es decir alimentos y otros de origen vegetal que antes una vez producíamos en el país. (Se llega a ver mandarinas y rosas de Ecuador), aparición de bio combustibles (etanol) en medio de dudas y observaciones.
Seguimos; subida sistemática de precios de la energía eléctrica, empeño gubernamental en construir "mega obras" con un siniestro tufillo de "elefantes blancos", criminalización de quienes se oponen al gobierno, fue definitivamente el año en el que la administración de justicia se enlodó y demostró su total subordinación al poder gobernante.
Soberbia y MAS soberbia a la par de auténticos insultos a la inteligencia por parte de los gobernantes para con el pueblo e incluso con la comunidad internacional aspecto que se tradujo en el año en el que más se aisló la política exterior boliviana.
Dejamos atrás un 2018, tal cual como dejamos atrás 2017, con la diferencia de que este no fue un año MAS, sino un año menos del MAS.