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Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: lunes 31 de diciembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Ésta es la principal conclusión política que se desprende de la evaluación que se hizo en el ampliado de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, el sábado, con la presencia del Presidente y Vicepresidente del Estado Plurinacional, la cual, no hay duda, seguramente será ratificada en la reunión de gabinete ampliado que se llevará a cabo el miércoles en La Casa Grande del Pueblo. Aunque menos difundida, por ahí van las posiciones de todas las organizaciones y movimientos sociales, que con su lucha hicieron posible la conquista del poder político para el pueblo.
La síntesis de los rasgos de la coyuntura política actual, de sus enormes desafíos y de las dos alternativas antagónicas que serán sometidas a consideración del pueblo fue planteada por el vicepresidente Álvaro García Linera, quien dejó fijada con claridad la posición de que para los revolucionarios y patriotas no hay otro camino que el de consolidar el Proceso de Cambio.
El contexto histórico que explica ambos caminos es de largo aliento. Las viejas clases dominantes en el poder no lograron nunca aprovechar para beneficio del pueblo el enorme potencial que tenemos como país. La explotación de nuestros recursos naturales y los altos precios internacionales de las materias primas del que muchas veces gozamos como país no se tradujeron jamás en salir de nuestra condición de pobreza, ni como país ni como personas de carne y hueso. Le correspondió a Marcelo Quiroga Santa Cruz formular la pregunta en términos bastante claros ¿somos pobres por ser dependientes o somos dependientes por ser pobres? La respuesta no era muy difícil de responder: la dependencia política y económica a las que nos tenía acostumbrada el viejo bloque en el poder explicaba la situación de pobreza social, material y espiritual a la que estábamos condenados como patria, como bolivianos y bolivianas.
Tuvo que ser un gobierno surgido ‘desde abajo’, desde los vilipendiados, desde los movimientos sociales, y el liderazgo histórico de un indígena campesino, Evo Morales, el que abriera el camino del desarrollo hacia un horizonte distinto del que recorrió Bolivia desde su fundación. No es que en el pasado no hubo esfuerzos de otros patriotas para ir en esa dirección, como Busch y Torres, por ejemplo, o momentos políticamente interesantes de ascenso popular, como con Siles Zuazo, pero siempre nos quedábamos o frustrados o con las meras buenas intenciones.
Esta articulación de liderazgo histórico, pueblo organizado y proyecto alternativo se presentó como condición para ser gobierno desde la coyuntura generada a partir de la ‘guerra del agua’ y continuada por la llamada ‘guerra del gas’. Así los ‘de abajo’ se hicieron gobierno, primero, y poder, después. El cambio en la geografía del poder, con una conducción estratégica como la del presidente Evo Morales, hizo realidad el colocar los recursos naturales para beneficio de los bolivianos y las bolivianas, y para emprender el rumbo de la industrialización.
Así rompimos los lazos de la dependencia y en cerca de 13 años de gobierno hemos recorrido, a veces caminando y otras saltando obstáculos, el camino de avanzar hacia la plena independencia económica y soberanía política. El camino todavía es largo y las amenazas grandes, pero mientras haya pueblo con ánimo de lucha, el triunfo está asegurado.