Medio: El Día
Fecha de la publicación: lunes 08 de enero de 2018
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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Estatutos: Una victoria pírrica
La reciente
aprobación final del Estatuto Autonómico de Santa Cruz, por el Tribunal
Constitucional Plurinacional, ha sido recibida con sentimientos
encontrados. Por una parte se la ha visto como un logro, que lo es en su
justa medida, y por ello se han congratulado en el Gobierno
Departamental. Sin embargo, el Estatuto Autonómico cruceño aprobado, con
modificaciones sustanciales adecuadas al vigente marco jurídico legal,
no es el que levantaron como bandera y liderazgo los autonomistas
cruceños. Desde ese punto de vista, nada habría que celebrar. En los
hechos, se ha claudicado de manera lastimosa por la dureza de la
coyuntura histórica. Ha sido una victoria pírrica.
Conviene tener presente que se ha luchado por tener estatutos
autonómicos. La lucha ha sido larga y ardua, especialmente por mantener
el sustrato original. Al final es el primer Estatuto elaborado por
autonomistas que ha sido aceptado por el Tribunal Constitucional
Plurinacional. No es el original, sin duda, porque aquel recogía la
autonomía desde la perspectiva histórica cruceña. Este, el aprobado, se
somete a las normas jurídico-legales en un contexto diferente, que le
quita la sustancia misma del ideario de Santa Cruz. Los autonomistas por
convicción ven en la aprobación del Estatuto una derrota difícil de
digerir, tanto por modos y maneras y contenido de fondo.
Visto el Estatuto Autonómico desde ese enfoque, el logro de la
aprobación se presenta como una victoria pírrica, donde se ha ganado
tanto como se ha perdido. Quizás se ha perdido más. En resumidas
cuentas, se puede afirmar que se ha quedado prácticamente en nada, desde
la perspectiva original autonomista cruceña. En los hechos esto
significa el abandono de los postulados de la cruceñidad, que no ha
estado exenta de la complicidad de las principales autoridades
departamentales. El Estatuto aprobado quizás sirva para el debate sobre
el pacto fiscal, en un contexto de ley de autonomías, donde las
decisiones de la región estarán sujetas a un modelo que resulta ser
centralismo secante.
En esta suerte de claudicación de ideales autonomistas, resulta
sintomática la felicitación presidencial por el estatuto autonómico
cruceño. Quizás el primer mandatario la extiende de buena intención,
pero a sabiendas que la Ley de Autonomías se perfila como una férula
para las aspiraciones autonomistas originales. No extraña que se diga en
las esferas oficiales que la aprobación del Estatuto cruceño deviene en
un paso importante que consolida y profundiza el proceso autonómico de
Bolivia. El largo camino de la homologación de los estatutos
autonomistas y su correspondencia con la Constitución Política del
Estado ha devenido en Vía Crucis de la renuncia autonomista.
De cualquier manera, siendo una derrota de la postura autonomista que ha
sacudido a Bolivia, constituye un hecho histórico importante para Santa
Cruz, porque consolida su liderazgo político de la autonomía del país.
En el terreno de los hechos, la homologación y aprobación del Estatuto
cruceño habilita al departamento para debatir el pacto fiscal. Por otro
lado, el contenido del Estatuto es el autogobierno para la gestión de
los regímenes especiales, educación, salud, caminos. Es el documento que
garantiza este ejercicio con potestades. Aún así, la historia
registrará la vigencia del primer Estatuto elaborado por autonomistas,
en un marco político de coyunturas desfavorables.
El Estatuto autonómico cruceño garantiza el ejercicio del autogobierno con potestades. Aún así, la historia registrará la vigencia del primer Estatuto elaborado por autonomistas, en un marco político de coyunturas desfavorables.