Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 31 de diciembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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El 28 de noviembre, los delegados de los partidos entregaron ante el TSE los documentos que acreditaban el cumplimiento -de parte de sus binomios- de los 17 requisitos que exige la ley para registrar y habilitar a candidatos.
Una de las exigencias es hablar al menos dos idiomas oficiales del país; y para demostrarlo -según la norma- los postulantes debieron presentar un certificado de un centro de enseñanza autorizado por el Ministerio de Educación.
Así manda la Constitución Política del Estado, en su artículo 234, numeral 7, que establece que para acceder al desempeño de funciones públicas se requiere “hablar” dos lenguas del Estado.
En el caso de los candidatos del MAS, Evo Morales y Álvaro García Linera, el ministro Eugenio Rojas afirmó esta semana que el Presidente es “trilingüe” (además de castellano, habla aymara y quechua) y el Vicepresidente -dijo la autoridad- “habla algo aymara”.
Además de los dos mandatarios, los candidatos que certificaron que hablan aymara son Carlos Mesa (CC), Félix Patzi (MTS), Víctor Hugo Cárdenas (UCS), Fernando Untoja (MNR), Leopoldo Chui (PAN-BOL) y Franklin Rodríguez (FPV).
Acreditaron quechua Jaime Paz Zamora (PDC), Paola Barriga (PDC), Ruth Nina (PAN-BOL), Edwin Rodríguez (Bolivia Dice No), Lucila Mendieta (MTS) y Fausto Challapa (FPV).
Óscar Ortiz (Bolivia Dice No), Gustavo Pedraza (CC), Virginio Lema (MNR) y Humberto Peinado (UCS) registraron el guaraní. (Detalles en la infografía).
De los 18 candidatos, siete -Cárdenas, Patzi, Untoja, Barriga, Rodríguez y Mendieta- hablan con fluidez el idioma originario. El resto, según dirigentes de los frentes, conoce lo básico: saludar, despedirse y entablar un diálogo corto.
El presidente Morales fue cuestionado por la oposición porque -dicen desde ese bando- nunca se le escuchó expresarse en idioma nativo, pero sí emitió tuits en inglés. Mientras que sobre García Linera se cuestiona que evadiera enviar un saludo en lengua indígena por Navidad. “Está en mis papeles que se han entregado. Todos los postulantes han entregado unos papeles al Tribunal Electoral, un conjunto de certificados respecto al tema del idioma”, respondió García ante la solicitud de una periodista, el 21 de diciembre.
En criterio de Lema, candidato presidencial del MNR, “es una pena” que el debate se centre en ese aspecto, cuando la mayoría de los funcionarios desconocen un dialecto indígena. “Es un debate hipócrita. El Gobierno afirma que somos un país indígena, pero creemos que Bolivia no es un país indígena, sino es un país de naciones y debemos respetar las nacionalidades bolivianas”, expresó Lema.
Cárdenas, candidato presidencial por UCS, afirmó que la exigencia del idioma nativo “es una buena iniciativa”, pero es una lástima que los promotores de aquello evadan dar un saludo en el dialecto que registraron ante el TSE.
En ese marco, el político aseguró que el Gobierno implementó el requisito del lenguaje indígena para usarlo como “un arma de ataque” contra los opositores.
Barriga, candidata a la vicepresidencia del PDC, sostuvo que habla con fluidez el quechua al igual que Paz Zamora, por lo que lamentó que el binomio del MAS no pueda decir lo mismo, pese a que ese partido está 12 años en el poder.
Para Untoja, candidato a la vicepresidencia del MNR, es una obligación saber una de las 36 lenguas reconocidas por la Constitución, pero ello no significa que se deben obviar los idiomas extranjeros. “Incluso se debe saber hablar inglés desde la primaria al igual que una lengua indígena”, sostuvo.
En julio de 2015, Morales en un acto que se realizó en Puna (Potosí) advirtió: “Desde el 6 de agosto vamos a despedir a aquellos funcionarios que no sepan hablar una lengua nativa”.
Punto de vista
Franklin Pareja / Analista político
Deben demostrar que hablan
Mientras esté constitucionalizado es absolutamente obligatorio hablar al menos dos idiomas oficiales del país. Lo que está sucediendo en la administración pública es una franca violación a una norma que tiene un afán de revalorización cultural.
Sin embargo, así está la norma y el Presidente, el Vicepresidente y todas las autoridades no sólo deberían de saber un idioma, sino que deben demostrar que conocen un idioma.
Entonces, eso está en la Constitución. Más allá de su franca necesidad, lo cierto es que quienes han promovido hablar un idioma nativo son los primeros en dar señales de que tienen un pobre manejo, nulo manejo de la lengua originaria.
Las autoridades eventualmente deberían rendir un informe en las audiencias públicas acerca del trabajo que realizan. El informe deberían de darlo en lengua originaria y en lengua castellana.
El Presidente debería dar sus mensajes en lengua originaria y lengua castellana, eventualmente debería de ser sometido a entrevistas del público aymara o quechua parlante, de manera directa para que precisamente sea un digno ejemplo del valor y de la revalorización natural de nuestras lenguas.
Pero esto es una cuestión de voluntad, de ejemplo, que lamentablemente no lo estamos percibiendo y más bien nos están dando señales muy pobres con respecto a esto.
Si se hiciera un testeo riguroso, serio, en la administración pública, seguramente nos llevaríamos grandes sorpresas. Eso nos lleva a reflexionar si la obligatoriedad debería estar constitucionalizada porque de otra forma significa que estamos violando la Constitución de una forma flagrante ante un tema que tiene más carácter simbólico que carácter utilitario.
Obviamente que se debería de emplear políticas públicas orientadas a, primero, revalorizar la lengua, mantener la lengua, transmitir la lengua. Esto debería de ser una política pública, no una impostura, sino algo que realmente se empiece a arraigar en el pensamiento y sentimiento popular.