Medio: El Deber
Fecha de la publicación: sábado 29 de diciembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Al concluir cada gestión, evaluar el trayecto de la misma es una práctica común para pensar en nuevas formas de hacer y ser en el año que se avecina.
En el contexto político boliviano, 2018 deja un sabor amargo, con la habilitación inconstitucional del binomio del Movimiento Al Socialismo (MAS) para las elecciones generales de 2019. Este partido logró cooptar el último eslabón institucional que quedaba –el Tribunal Supremo Electoral (TSE)–, como lo hiciera con los otros poderes del Estado, amenazando de muerte a la democracia boliviana.
Mientras tanto, la oposición ha mostrado dificultades en articularse para generar un frente sólido y aún carece de agendas concretas para proyectar el destino de los bolivianos, a partir de las elecciones del próximo año. Muchos se escudan exclusivamente en su ‘condición opositora’ y pretenden que los votantes solo los elijan por representar el No a Evo Morales. Al mismo tiempo, confunden el 2018 con el 2006 –cuando el partido oficialista asumió el poder– sin entender que Bolivia ha cambiado en estos últimos años.
Por su parte, la ciudadanía boliviana parece aletargada a pesar del complejo contexto que la rodea y del aún más difícil que se proyecta. A pesar de las múltiples plataformas ciudadanas que se han establecido, poco se evidenció una acción articulada, concreta y propositiva de las mismas, más allá de la consigna de ‘Bolivia dijo No’, para evitar que el país pierda su condición democrática y logre avanzar como una sociedad inclusiva.
No obstante, algunas han hecho el esfuerzo por convocar a ciudadanos para que salgan a defender la democracia y el futuro boliviano. Pero pocos lograron ser persuadidos. La mayoría ha mostrado preferencia por el ‘refugio’ de las redes sociales digitales, que les ofrecerían la seguridad y comodidad, que se pone en juego al salir a las calles. La reducida participación en el mitin convocado el 6 de diciembre, frente a la sede del TSE, en La Paz, así lo ilustra.
Entonces, ¿cómo pensar nuestras resoluciones, como bolivianos, para el año que se aproxima?
Poco podría decir sobre el partido oficialista, que insiste en perpetuarse en el poder, sin respetar las reglas políticas que le permitieron asumir aquel, hace casi 13 años. Sin embargo, cabe recordar que somos los bolivianos, como oposición política o como ciudadanía, que hemos contribuido a sostener esa hegemonía. Ergo, dependerá de nosotros que la ambición desproporcionada del MAS se materialice… o no.
Hagamos un cambio para este 2019. Despertemos, reflexionemos, informémonos, organicémonos, reunámonos, propongamos y actuemos. El ‘nos’ de estas acciones no es casual. La responsabilidad es de todos. Asumamos este reto.