Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 07 de enero de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Acoso y violencia política
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“Uno siente que es más arrogante, no escucha, no atiende por igual”
La Alcaldesa dice que la inversión del Gobierno en El Alto sólo busca generar más militantes.
Página Siete / La Paz
La alcaldesa de El Alto, Soledad Chapetón, cruzó la barrera de la mitad
de gestión. Después de dos años y medio en el cargo, hace un repaso de
los logros alcanzados, pero reconoce que no puede atender todas las
demandas porque la población crece y crece y los recursos no alcanzan.
“Ha habido ausencia de autoridad durante muchos años en este municipio y
yo tengo que cargar con esa responsabilidad”, dice.
Señala que el Gobierno hace inversiones en El Alto con el único objetivo de conseguir militantes, pero ella responde que los alteños no son un rebaño ni bastión de nadie.
Declara su lealtad a Samuel Doria Medina, el jefe de su partido, y no quiere hablar de una candidatura propia a la Presidencia, aunque tampoco la descarta completamente.
Alcaldesa, pasó más de la mitad de su gestión. ¿Cómo evalúa su trabajo?
Hemos tenido importantes avances y logros, pero no se puede resolver todo en estos dos años y medio. Estamos aplicando un plan que encara la institucionalización municipal, que hemos logrado. El siguiente pilar se llama ciudad segura, con el que estamos satisfechos porque ha habido una reducción muy importante de casos. El año 2015 la ciudad de El Alto era la segunda ciudad más insegura del país; el año 2016, ya por información del Ministro de Gobierno, hemos sido la cuarta ciudad y este año, de 5.000 casos se ha bajado a 3000 casos de delincuencia. Aparte de la inversión con recursos del IDH, hemos impulsado la Estación de Bomberos, que se va a convertir en una referencia a nivel nacional; se han hecho más de 10.000 operativos para prevenir el consumo de bebidas alcohólicas; seremos el primer municipio en Bolivia que cuente con cámaras de vigilancia en todas las unidades educativas fiscales. Nuestro tercer pilar es ciudad de oportunidades, con lo que hemos generado por primera vez una ruta turística. Y el cuarto y último pilar es ciudad moderna. Hemos logrado una ejecución presupuestaria récord el año 2017 del 85,67%; nuestros antecesores consideraban un éxito sobrepasar el 50%, tenían un poco de conformismo. El Alto este 2018 va a tener su propia Alcaldía y va a tener la terminal de buses más grande de Latinoamérica.
Sin embargo, las demandas pareciera que no tienen fin, salud, inseguridad, infraestructura. ¿A qué se debe esto?
Cuando yo llego a la Alcaldía a mediados del año 2015 teníamos registrados 820 urbanizaciones, a la fecha tenemos 930. La población va aumentando y obvio que todo es limitado. Pero no es sólo la Alcaldía la que tiene responsabilidad, debería también participar la Gobernación, el Gobierno central, pero aquí estamos un poco huérfanos de una inversión coordinada de esos niveles del Estado. Además, no es que nosotros llegamos y la ciudad de El Alto nace; hemos tenido antecesores, alcaldes que debieron haber trabajado en este orden de prioridades. Después de 32 años de vida lo mínimo que deberíamos haber encontrado resuelto es la dotación de agua potable y de luz eléctrica, dos áreas en las que todavía tenemos necesidades. El tiempo es también corto, pero creo que durante esos dos años y medio hemos logrado cumplir con lo programado.
Esta es una ciudad que parecía ingobernable. ¿Cuál es su secreto para lograr cierta estabilidad y haber conservado el cargo?
Yo creo que es un exceso decir que los alteños somos ingobernables. Yo soy alteña, hay rebeldía de por medio. Creo que lo que nos ha hecho daño es que se haya utilizado a las organizaciones sociales con fines individuales políticos o de otra índole. Para mí es un orgullo contar con una ciudad tan organizada en el tema social; es obviamente una particularidad que hay que saber aprovechar de manera positiva; entonces, lo que hemos hecho es simplemente hablar la verdad, no hemos pactado el uso del cargo, ni para generar adherencia y sostenibilidad a esta gestión, por eso está el primer pilar que es la institucionalidad. Ya no hemos descuartizado la institución para los sectores. Lo que hemos hecho es decir si todos vamos a trabajar de manera participativa, pero con respeto, “yo no me voy a subir a tu cabeza ni tú te subas a la mía”. Sea, trabajaremos juntos.
¿Los cargos ya no están cuoteados?
No están cuoteados los cargos, esa es una primera cosa y otra es que hablamos con la verdad. Creo que también la característica masculina de la representación social en algún momento ha sido dificultosa, pero creo que también con el tiempo se ha logrado superar. No te digo que actualmente estamos todos avanzando de la mano; hay problemas, hay dirigentes que todavía se resisten a este nuevo método de trabajo institucional, pero son grupos minoritarios.
¿Cuáles han sido los momentos más críticos de su gestión? Seguramente la quema de la Alcaldía habrá sido el peor.
Ese ha sido el momento más difícil. Ha sido un acto delincuencial, intolerable, inaceptable; no ha sido fácil de recuperarse de ese momento, nos han cerrado la Alcaldía más de siete meses, era como si nos hubieran amarrado las manos. Luego (otro momento difícil) ha sido la huelga de hambre al inicio, por estos grupos que han monopolizado la dirigencia en la ciudad de El Alto que se han resistido a que utilicemos la Ley de Municipalidades para poner subalcaldes; el bloqueo, la amenaza que nos ha generado la dirigencia gremial por haber devuelto el derecho a los comerciantes a que puedan contribuir de manera directa ha sido otro escenario también complejo.
¿Cuántos juicios le han iniciado en lo que va de su gestión?
El último registro que hemos hecho debe ser de octubre de 2017, teníamos aproximadamente 35 procesos, pero son de diferente índole, desde procesos que hemos heredado por metros de un domicilio, hasta otros que tienen que ver con temas más actuales.