Algo de eso ocurrió en pasados días en la capital cruceña, cuando el gremio del transporte interprovincial decidió bloquear las principales carreteras, con el propósito de lograr imponer su criterio sobre las paradas finales, aquellas que ya estaban determinadas que no pueden funcionar como se lo estaba haciendo hasta la fecha, sin ningún control y contratándose canchones para improvisar, principalmente cerca de los centros de abastecimiento, ayudando con ello a incrementar de por sí el tremendo caos vehicular que se tiene en esos lugares.
Insistimos, las autoridades, en sus tres niveles, deberían mirar los problemas y prestarse la cooperación entre sí, para aunar fuerzas y esfuerzo a fin de lograr imponer las normas que tienen criterios técnicos frente a los criterios de intereses personales y/o de grupos.
Se necesita de la cooperación entre las autoridades, pero lastimosamente algunas no solamente miran para otro lado y dejan que el otro se ahogue y retroceda en el intento de poner orden, sino que lo miran con intereses políticos e incluso se oponen a ciertas medidas, cuando tienen la obligación de cumplir y hacer cumplir las leyes.
Frente a esa situación es que muchas veces se impone el caos y la anarquía frente a iniciativas modernas de administración del Estado. Las medidas quedan en el olvido y no son aplicadas, por no tenerse el respaldo, incluso coercitivo para su aplicación en beneficio de la mayoría.