Viaja por el mundo, habla con grandes expertos y hasta ahora no se ha equivocado en remarcar las claves que han aplicado países vanguardistas en desarrollo económico, en educación, en el uso de las nuevas tecnologías y también en aspectos sociales y políticos, como la calidad de la democracia.

Fue el primero en calificar como “Cuentos chinos” las banderas revolucionarias que enarbolan los líderes populistas que han provocado verdaderos desastres en la región y alentó a los países a subirse a otros barcos que avanzan con buen viento en naciones que hoy son motivo de asombro por haber transformado radicalmente su realidad en poco tiempo. Vietnam, Estonia, Singapur, Polonia, Irlanda, Chile, son algunos ejemplos de que la educación, la competitividad, el libre comercio, la iniciativa privada, la ciencia y la tecnología son las grandes revoluciones que están en marcha en el mundo, mucho más poderosas, pacíficas e inclusivas que las viejas luchas concentradas en la propiedad de la tierra, en el conflicto de clases, en las relaciones laborales y todas las formas que suele adoptar el nacionalismo.

Salvo raras excepciones, la democracia y el respeto a las libertades individuales ha sido el eje de articulación de estos cambios; el contexto ideal para la puesta en marcha la nueva civilización centrada en el conocimiento y la información, en la innovación, el emprendimiento y en el intercambio libre de los condicionamientos ideológicos y doctrinarios.

El intelectual de origen argentino radicado en Miami, cree que el verdadero liderazgo de los grandes hombres y mujeres que conducen las naciones más poderosas consiste en promover la democracia, insistir en la calidad del estado de derecho y presionar por los valores de la libertad y la iniciativa individual, factores indispensables del desarrollo de los pueblos.

Considera que si ese liderazgo hubiera reaccionado a tiempo, denunciando el desmantelamiento de la democracia venezolana que perpetró Hugo Chávez, se hubiesen evitado cientos de muertes y no estaríamos ante las puertas de una crisis más propia del África Subsahariana y no del país con la mayor reserva mundial de petróleo que un día fue una de las principales potencias del continente.

Un diario local ha puesto en grandes titulares que el régimen boliviano está arrinconado por una serie de reacciones de organismos internacionales, de la Unión Europea, de una red de presidentes de Iberoamérica y por último de Estados Unidos, que rechazan la habilitación ilegal del presidente Morales, que rompe el orden constitucional en Bolivia. En opinión de Oppenheimer esa presión internacional es indispensable para evitar que nuestro país corra la misma suerte, aunque hay algunos escépticos que piensan que puede resultar estéril. De cualquier forma, la respuesta virulenta del régimen boliviano y su nerviosismo parecen ser producto del aislamiento que va sintiendo.

Un diario local ha puesto en grandes titulares que el régimen boliviano está arrinconado por una serie de reacciones de organismos internacionales, de la Unión Europea, de una red de presidentes de Iberoamérica y por último de Estados Unidos, que rechazan la habilitación ilegal del presidente Morales.