Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 21 de diciembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En lo nacional, tanto los hidrocarburos como la aceleración electoral han marcado la agenda día sí y día también. Ambos asuntos ya habían marcado su sino a finales de 2017: El Ministerio había proclamado que haría todo lo posible por seguir exportando gas y el MAS, que pasaría por encima de la Constitución y el referéndum para mantener a Evo Morales como candidato a la Presidencia. Solo los análisis más pesimistas acertaron con lo que realmente acontecería.
El ingreso a la reserva natural de Tariquía en Tarija para aflorar gas era ya una declaración de principios que no solo se concretó en marzo, sino que vino acompañada de la autorización para la explotación no convencional (el temido fracking) y apelando incluso a empresas de capital riesgo – léase buitres – como Milner Capital. El Ministro Luis Alberto Sánchez logró que el presidente Evo Morales pasara por encima de su manido discurso de la Madre Tierra en el primer semestre, para dedicar el segundo semestre a lidiar con las nefastas noticias de producción recortada y mercados – Brasil y Argentina – cerrando sus puertas.
En lo electoral, el Tribunal Constitucional ya había dado la venia al binomio de Morales con el sui géneris argumento del derecho humano a la reelección indefinida, pero después vendría la inclusión de una Elecciones Primarias más sui géneris, aceleradas con la intención de concatenarlas a lo que se vendió como una definitiva victoria por el mar en La Haya y que acabó como un flagrante fracaso. El MAS no tuvo capacidad de reacción después de ese fatídico 1 de octubre en el que la derrota exigía renovación total de argumento; tampoco la oposición. Unos y otros se abocan ahora a una Primaria con ocho partidos en concurrencia, pero sin competencia entre ellos. Una extraña forma de invocar la “unidad” por parte de la oposición; una extraña forma de creer en la democracia por parte del oficialismo.
En Tarija, mientras tanto, la herencia de la crisis ha llevado el debate a otro nivel luego de pasar doce meses peleando porcentajes entre municipios, campesinos, chaqueños y regiones productoras: la solución no pasa por repartir las miserias del modelo rentista que aún sobrevive, sino de encontrar una buena decisión sobre qué hacer con lo poco que queda. Un debate que llega tarde y que ha generado muchas heridas en la de por sí maltrecha unidad departamental, pero que hay que celebrar que llegue.
El tiempo pasa volando y en pocos días estaremos de nuevo brindando con la familia, amigos y no tan amigos; deseando buenos propósitos y trazando planes para el futuro inmediato; y por eso es buen momento para recordar que no son las fechas, sino las voluntades humanas, las que finalmente convierten los momentos en logros, recuerdos, éxitos; inolvidables.