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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 04 de enero de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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editorial
2018, para luchar por la democracia
Está claro que el gobierno de Evo Morales intensificará su “guerra” (Álvaro García Linera dixit) para preservar el poder y apostar el todo por el todo al proceso electoral del año siguiente.
No hay que ser vidente ni mago para saber que tratará de acallar a más periodistas y medios de comunicación, tal como lo hizo recientemente con algunos canales de televisión que censuraron un spot de los médicos, con Juan Carlos Arana o como pretende hacerlo con Mario Espinoza y Andrés Gómez. Buscará, además, anular potenciales candidatos opositores con miras a 2019 y, seguramente, potenciará a aquellos que le sirvan para dividir el voto de los descontentos con su gobierno.
Su estrategia de dividir a los sectores sociales que se rebelan continuará adelante, aunque el éxito ya es dudoso a estas alturas, porque las reivindicaciones legítimas y las protestas auténticas se imponen frente a las organizaciones forzadas y controladas por el MAS.
En lo económico, tal como lo anuncia el Presupuesto General del Estado,
el país tendrá un alto déficit y, para cubrirlo, se recurrirá, también, a
un alto endeudamiento. Y, para terminar de configurar un panorama de
aparente bonanza preelectoral, el Gobierno ya ha anunciado que trabajará
para que este año haya nuevamente doble aguinaldo. Todo eso, a
contramano de las previsiones de organismos internacionales que
proyectan para Bolivia un crecimiento inferior al 4%.
Frente a ese panorama, los opositores y los movimientos ciudadanos tienen un año de enormes desafíos, puesto que tendrán que canalizar el descontento popular en una alternativa política que sea capaz de pasar de las calles a las urnas de manera exitosa.
El año 2017, los movimientos ciudadanos tomaron forma y abanderaron la
defensa de la democracia y, concretamente, exigieron el respeto de los
resultados del referendo del 21 de febrero de 2016, cuando la mayoría
de los bolivianos rechazó una nueva postulación de Evo Morales a la
Presidencia.
Sin embargo, ya en la calle se encontraron con los partidos políticos
opositores que tampoco quieren a Evo Morales en el poder, pero que hasta
ahora no han sido capaces de generar una alternativa ganadora.
Movimientos ciudadanos y partidos políticos tendrán que encontrar este
2018 un punto de convergencia o, caso contrario, uno de ellos terminará
imponiéndose al otro. La competencia entre ambos sería hacerle un gran
favor al MAS; por eso mismo, se requiere desprendimiento de antiguos
líderes políticos para dar paso a las nuevas generaciones.
En síntesis, 2018 se perfila como un año clave para la configuración de
las fuerzas políticas rumbo al año electoral de 2019. El Gobierno
tiene la estrategia claramente marcada y no se apartará ni un milímetro
de la misma para lograr que Evo Morales se mantenga en el poder a como
dé lugar. En cambio, la oposición aún no definió el proyecto ni el
camino para hacer frente al proyecto hegemónico del MAS.
Frente a esta situación, decía el analista Carlos Toranzo, en una
reciente entrevista concedida a Página Siete, “lo fundamental para el
ciudadano es creer en la democracia, impulsarla y actuar donde esté”. En
una especie de propósito para 2018, decía que “hay que recuperar la
democracia, la validez de la ley, la palabra empeñada”.
Justamente eso está en riesgo con la decisión del presidente Morales de
postular nuevamente a la Presidencia. El 2018 será un año de lucha por
la democracia y, sin duda, será más intenso que 2017, porque está
claro que Evo no se marchará a su chaco del Chapare tras concluir su
mandado.