Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 19 de diciembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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‘Oki’ Paniagua iba como testigo, pero su entrada a la Felcc generó una especie de sicosis entre sus amigos y seguidores. Vestido con una polera del 21-F cubierta por una camisa manga larga a rayas y unos jeans, Paniagua entró sereno y dijo que hablaría sobre lo que grabó en un audio luego de la quema, que vio e identificó a un par de activistas y nada más. “No dejemos que nos amedrenten, que no nos pase lo de 2008”, arengó, haciendo referencia al caso terrorismo. Dijo que no tenía miedo, que no cree en la justicia ni en la Policía, que el Ministerio de Gobierno en lugar de cuidar reprime y pidió a los comités cívicos de todo el país a convocar a movilizaciones más allá de la huelga de hambre y que si los dirigentes no lo hacen, será la sociedad civil la que continúe autoconvocándose para defender la victoria del No en el referendo del 21 de febrero de 2016, cuando más del 51% de los que fueron a votar lo hicieron en contra de la repostulación de Evo Morales y Álvaro García Linera.
Solo segundos después de que Paniagua se perdiera detrás de las paredes del recinto verdeolivo, una mujer desesperada preguntaba por su hijo. Lo habían detenido al mediodía. Cuando entró a buscarlo entre las celdas judiciales lo escuchó clamar por su padre, gritar que lo estaban golpeando. Nadie le dijo por qué lo habían detenido; ella creyó que era por la quema del TED, que lo habían confundido con su hermano, un activista del 21-F.
Eso, en los 120 minutos que Paniagua estuvo dentro de la Felcc, disparó una sicosis que hizo que el abogado del hombre detenido llamara a los dirigentes a no dejar que estas detenciones continúen y a los activistas que acompañaban a Paniagua en su declaración a formar un cerco alrededor de cada vehículo que llevaba un nuevo detenido a las celdas policiales. “Decí tu nombre, quién sos”, gritaban, metiendo sus cabezas por las ventanillas de vehículos oficiales y particulares que entraban a las oficinas de la Felcc.
A las 19:00, Paniagua salió tranquilo de su declaración, dijo que lo trataron con respeto y le preguntaron un montón de cosas. Hubo que esperar 90 minutos más para saber que el joven detenido al mediodía no tenía nada que ver con la protesta ciudadana, sino que se trataba de un problema de microtráfico de drogas. “Nos ganó la sicosis”, admitió el abogado.