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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 16 de diciembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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La pregunta, entonces, era si los manifestantes de Santa Cruz no habían aprendido que la violencia no es el camino correcto y que ésta puede llegar a desbaratar el movimiento.
Sin embargo, poco a poco fueron saliendo informaciones en sentido de que la violencia no había sido generada por los manifestantes, sino por sujetos infiltrados.
En un país donde no existe independencia de poderes, probablemente la verdad nunca se conozca, pero existen algunos hechos que deben ser analizados para entender lo que pasó aquella noche.
1. Frente al Tribunal Electoral Departamental (TED) estaba instalada una huelga de hambre de activistas contrarios a la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera. Hasta el día del ataque al TED, existía resguardo policial para esa protesta pero, sintomáticamente, aquel día los efectivos se retiraron del lugar.
2. La presidenta del TED de Santa Cruz, Sandra Kettels, dijo que recibió una llamada del comandante regional de la Policía, quien le dijo que “es probable que haya algún tipo de situación difícil” por lo que le sugirió desalojar las instalaciones. Así ocurrió, los funcionarios abandonaron el lugar a las cinco de la tarde. Tampoco quedó resguardo policial, salvo el habitual que era absolutamente insuficiente para enfrentar la crítica situación.
3. Una marcha de universitarios pasó por las cercanías del TED, tuvo un encuentro con los huelguistas y luego se dirigió a la plaza 24 de Septiembre, según testimonios de los huelguistas.
4. En ese ínterin, un grupo de encapuchados llegó hasta las puertas del TED, arremetió contra las pertenencias de los huelguistas y luego procedió a quemar las instalaciones. Para entonces los marchistas volvieron al TED.
5. El mismo grupo de encapuchados luego asaltó las oficinas de ENTEL y de Impuestos Nacionales.
La pregunta que salta a la vista y que el Gobierno no ha podido responder es por qué se ha replegado a la Policía del lugar de los hechos. El Gobierno asegura que retiró a los efectivos policiales para no provocar, argumento que resulta inverosímil tomando en cuenta que en otros conflictos la Policía es capaz de proteger el mismísimo palacio presidencial sin causar ningún destrozo. Luego, el mismo Gobierno contradijo a la Policía al afirmar que no hubo resguardo porque se anunció una marcha pacífica.
La otra pregunta es qué conocimiento tenía el comandante policial sobre la violencia que se generaría aquella noche como para sugerir el desalojo de las instalaciones.
Llama también la atención que el grupo atacante haya usado cobertores para la cara y la cabeza, como si hubieran estado preparados para la violencia. Y, finalmente, teniendo una Policía, una Fiscalía y una justicia tan eficientes y tan afines al poder, ¿por qué no detuvieron y sancionaron a los responsables de aquellos ataques? ¿Dónde están ahora los sujetos que provocaron los destrozos?
Cuando se trata de dirigentes de la oposición, de inmediato son acusados y encarcelados sin que nadie, ni siquiera una corte celestial, pueda interceder por ellos. Es el caso de Franclin Gutiérrez, un perseguido político del Gobierno.
Los activistas u opositores han hecho circular fotografías que atribuyen a algunos integrantes del partido oficialista participando en el ataque, pero, sin una seria investigación no se podrá determinar su autenticidad. Por otro lado, pedir una seria e independiente investigación en estos tiempos resulta una ingenuidad.
El Gobierno ya tiene una larga lista de hechos montados, destinados a desbaratar a los movimientos opositores, tal como ocurrió en el hotel las Américas de Santa Cruz, Porvenir de Pando, o en la manifestación de la UPEA, en la que fue asesinado el estudiante Jonathan Quispe.
Más allá de los confusos ataques violentos a las instituciones, lo que también ha quedado claro la semana que concluye es que el movimiento cívico, cuya fuerza se encuentra en Santa Cruz, está dispuesto a dar pelea en contra de las candidaturas de Evo y Álvaro. Los que se avecinan serán días tensos.