Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: sábado 15 de diciembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Esa posición fue expresada por varios analistas políticos. Sin embargo, como advierte Katu Arkonada, “hay una estrategia muy clara de la oposición para desgastar a Evo Morales, para desgastar al Gobierno boliviano, distraerle de las políticas públicas y comenzar una campaña que va a durar desde ahora hasta octubre de 2019, cuando se celebren las elecciones generales”.
Hugo Siles Núñez del Prado subraya que en Bolivia no se ha roto el orden constitucional ni democrático, por lo que no se aplica ningún tipo de figura que pueda incubarse desde la Organización de los Estados Americanos (OEA), y que algunos países miembros “han visto semejanzas en otras realidades (me refiero a Venezuela y Nicaragua) en las que ha existido una tergiversación de la realidad, pero son casos muy distintos”.
Bolivia no tiene los niveles de contraposición interna y del manejo mediático que han tenido esos países y con los que permanentemente se quiere comparar a Bolivia, pero “Venezuela (Nicolás Maduro) y Nicaragua (Daniel Ortega) son países que tienen otras realidades internas”, explicó Siles.
A los gobiernos de tendencia derechista en la región —Mauricio Macri, Argentina; Sebastián Piñera, Chile; Iván Duque, Colombia, Lenín Moreno, Ecuador— se incorporará desde el 1 de enero de 2019 Jair Bolsonaro, de Brasil, quien sustituirá a Michel Temer, que es de la misma línea y que asumió tras el golpe congresal a la presidenta Dilma Rousseff.
Estrategia opositora
La estrategia de la oposición, según Arkonada, tiene varios componentes. Uno es el político institucional —que marca el juego democrático de Bolivia y que impulsa una vía violenta— reflejado en los incidentes en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y se complementa con una campaña internacional de intentar desprestigiar e imponer la idea de que en Bolivia existe una dictadura y no una democracia que distribuye la riqueza y genera inclusión.
Arkonada dijo a la Red Patria Nueva, desde México, que un elemento que provoca mucha desinformación y manipulación tiene que ver con el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) aprobado en noviembre de 2017 y que hace viable la repostulación no sólo del presidente Evo, sino de todas las autoridades nacionales y subnacionales.
“En cualquier país la Constitución la interpreta un solo órgano, que es el Tribunal Constitucional, todos los demás pueden jugar a opinólogos. Lo que se produjo en Bolivia es una cuestión normal, se consulta al TCP y éste establece que la normativa internacional (Pacto de San José) prevalece sobre la propia Constitución; es decir, la Convención Interamericana de Derechos Humanos con los derechos civiles y políticos”, apuntó.
Arkonada consideró que la oposición —mientras avanza en sus candidaturas— genera violencia en las calles e intenta impulsar una campaña de deslegitimización internacional encabezada por Tuto Quiroga, el Departamento de Estado de EEUU y expresidentes como José María Aznar y Álvaro Uribe.
“Protestan porque el MAS encontró un resquicio legal, una vía, y la utilizó. En lugar de construir un proyecto de país, como se le viene demandando desde hace años y la población elija cuál prefiere para el próximo período, generan situaciones de violencia y el intento de desprestigio internacional”, aseveró.
Sin representación
Ni la OEA ni la Unión Europea (UE) van a tomar en cuenta el llamado de los 20 expresidentes por la situación en Bolivia, manifiesta el sociólogo Eduardo Paz Rada.
“No lo harán porque no corresponde; son organizaciones que representan a países que tienen normas establecidas y este grupo de exmandatarios es una manifestación de capricho, desde el punto de vista neoliberal y conservador”, afirmó.
El foro internacional Iniciativa Democrática de España y las Américas (Idea) está integrado, según Paz Rada, por políticos conservadores que aprovechan su condición de expresidentes para buscar opinión pública, en él debe estar una de las corrientes del Partido Republicano de EEUU, que tiene nexos políticos con estas manifestaciones.
Lo que dicen los exmandatarios no tiene un valor institucional; son militantes políticos conservadores, neoliberales y que están tomando una posición al respecto. “Son personalidades que han tenido su trayectoria política. Tuto Quiroga, en su condición de militante neoliberal, conservador es parte de esa coordinadora”.
Institucionalidad democrática
Hugo Siles, experto en temas internacionales, resta importancia a las acciones que realizan algunos exmandatarios porque nuestra democracia no está resquebrajada ni rota. Los informes de los organismos internacionales, Naciones Unidas, la misma OEA, la propia CIDH no hablan de ninguna ruptura de la institucionalidad democrática.
La situación de Bolivia y el sistema de las instituciones democráticas no están en riesgo. No existe ningún tipo de resquebrajamiento del sistema democrático boliviano, por lo que ni siquiera se podría considerar la discusión de este tema.
Además, ninguna organización internacional puede plantear intervenciones o sanciones que no sean demandadas por ejemplo por amenaza de guerra, seguridad internacional, crímenes de lesa humanidad, temas que no tienen nada que ver con la realidad de América Latina.
En todo caso, Siles sostuvo que la lectura que hacen los políticos de derecha del proceso de campaña electoral es propio de una interpretación política que corresponde a su espacio ideológico, pero que eso trascienda a organismos internacionales y se centre como una preocupación para el hemisferio no corresponde.
Aunque haya una línea conservadora, dura y de derecha en la región, no tiene por qué afectar a los gobiernos progresistas que están en funciones.
Exmandatarios no tienen ninguna autoridad
Los 20 expresidentes forman parte de una internacional de partidos conservadores que juegan a difundir sus posiciones. Son personas que en algún momento cumplieron funciones de mandatarios, pero ahora no tienen ninguna autoridad institucional ni política para demandar alguna decisión, opinó el sociólogo Eduardo Paz Rada.
“Ya han actuado en otras ocasiones y no han tenido una repercusión fuerte, tampoco son la voz de sus gobiernos”, añadió.
El expresidente Jorge Tuto Quiroga, articulado con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y con la ultraderecha internacional, recientemente suscribió una declaración sobre Bolivia junto a una veintena de exmandatarios de la región y España.
En el documento se insta a la OEA y a la Unión Europea (UE) “a mantenerse vigilantes y disponer las medidas preventivas y efectivas necesarias y apropiadas a la ruptura del orden constitucional y democrático ocurrido en Bolivia bajo la presidencia de Evo Morales”.
Katu Arkonada, analista en temas internacionales, identificó entre los firmantes al español “José María Aznar, quien fue uno de los principales impulsores de la invasión a Irak, donde habían esas supuestas armas químicas que nunca aparecieron, pero que les sirvió para tener el control sobre los recursos naturales y el petróleo iraquí”.
También mencionó a Álvaro Uribe, que dejó fosas comunes en Colombia; a Vicente Fox, que dejó sumido a México en un escenario de mucha violencia y desigualdad, y a Felipe González, uno de los principales representantes de las transnacionales no sólo españolas.
El presidente Evo Morales, al rechazar el documento, dijo que los exmandatarios “más defienden al capitalismo y al imperio que al pueblo y a los pueblos del mundo”.
En esa dirección, Arkonada considera que el presidente Morales acierta cuando dice que parece que los expresidentes estarían en contra de la nacionalización de los recursos naturales que se produjo en Bolivia y que no les gusta que haya un Gobierno que recupere la soberanía política, económica y redistribuya la riqueza a partir de ese control de los recursos naturales.
De alguna manera parecen querer volver a la política neoliberal y que están pensando cómo hacer para que cambie el gobierno y lotearse de nuevo las empresas estatales, sectores estratégicos de la economía y recursos naturales.