Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 15 de diciembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Lo precitado inicialmente infiere que los grupos de poder ejercen presión sobre el poder político para plantear sus demandas, aunque no siempre ejercen medidas de presión "hasta las últimas consecuencias", frase tan repetida mecánicamente como una jaculatoria sin sentido ni fe, entonces, surge la civilizada alternativa del diálogo o el cabildeo, entendido como la toma de contacto inmediato con autoridades que podrían, a través de planteamientos honestos de ambas partes, determinar políticas que favorezcan al grupo, a la institución.
En ambas alternativas los diferentes grupos observar seriamente que no se debe violar (delito que en nuestro país por miedo o falta de entereza las autoridades no lo castigan), el derecho de libre circulación de los ciudadanos ajenos al problema sectorial, al cual respetan pero no toleran las transgresiones a la propia Constitución Política del país; inobservancia que causa enormes perjuicios a la economía en general y una crispación en la ciudadanía que hasta puede cambiar su opinión inicial de simpatía por las demandas de tal o cual grupo a ausencia de apoyo y animadversión al movimiento.
El corolario natural y justo es que a nadie le complace que le violen sus derechos y se apropien de las calles y hasta de la ciudad, considerando además que se corre peligro de vida cuando se utiliza dinamita para producir atención de la ciudadanía.
También es justo reconocer que toda esta barbarie se puede evitar si las autoridades del ámbito de la demanda reaccionaran a la primera manifestación de presión, sea una carta o manifestación en un órgano de prensa, llamando a los presuntamente perjudicados a reunión inmediata y tratarlos con la máxima cortesía y diligencia, absteniéndose de hacer sentir el peso intimidante de la autoridad, pues eso es precisamente lo que aleja posiciones; quien no sabe investir el poder de autoridad es una mala y pésimamente formada autoridad.
Ambos estratos sociales deben convivir pues siempre habrán problemas e inconformidades, empero, los partidos políticos conquistan el poder para ejercerlo y la Ciencia Política que emana de los sabios griegos nos enseña taxativamente que cuando se obtiene el poder la única misión del político es servir exclusivamente al pueblo, postulado que no es entendido por los políticos por la insipiente o nula formación política.
Los grupos de poder siempre existirán por la quididad o esencia de conflicto del mundo pero permanecen fuera de la política pues no participan del poder y sólo actúan en ciertos terrenos y circunstancias no sin antes afirmar que para constituir un grupo de presión también se exige formación y conocimiento de las leyes, así, ambas partes, estarán sujetas a la Constitución o ley de leyes y los ciudadanos no sufrirán los desatinos de autoridades y grupos de presión, situación ideal que se denomina acertadamente cultura de paz.