Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 15 de diciembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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No pasa nada de nada, como lo refleja un parlamentario oficialista al reconocer que "no hay más de un binomio por partido registrado", admitiendo asimismo que tampoco hay binomio "preparado y reconocido" en el frente oficialista, con lo que de manera general se establece que la clase política del país se olvidó de preparar nuevos líderes y en todos los casos, los candidatos principales son los mismos de siempre, incorporando algunos profesionales, mujeres y hombres para llenar la obligatoria casilla del binomio.
En las condiciones ya definidas con "duplas únicas", las primarías resultan artificiales e inútiles porque no dan margen a la práctica democrática interna como un derecho de los militantes recientemente habilitados, pero innecesarios en el modelo político que forzadamente se lleva adelante en el país.
Pese a que aún no se aplica una renovada Ley de Partidos, los que están en una carrera hacia las primarias de enero venidero, ajustarán su accionar a condiciones inapropiadas de elegir por elegir, con un par de candidatos que no tienen oponentes y tal esquema cerrado se definirán, no se sabe bajo qué condiciones, los binomios para las elecciones generales, vislumbrándose como ya se perfila una atomización del voto ciudadano, que en resultados puede dar más de una sorpresa, pero con seguridad muchos colerones.
Una muestra primaria de lo que sucede y lo que vendrá, es la habilitación de ocho binomios y lanzados todos al objetivo presidencialista, habiéndose descartado de manera concreta la alianza de opositores en un una opción que haga frente al binomio oficial, lo que se esperaba y era un deseo que como van las cosas no podrá concretarse, aunque no se descarta una última posibilidad de que uno de los candidatos logre "coaligar" al resto en una sola intención de voto cuyo favorecido sea el de mayores simpatías ciudadanas, dejando para la asignación de cargos a una cúpula política mixta que responda desde diversos niveles a solucionar las inquietudes de la comunidad.
Para algunos analistas, la situación política boliviana mantiene sus rasgos caudillistas que se arrastran desde el periodo de la República, con muestras muy precisas de la práctica que en ese modelo desarrollaron muchos de los dirigentes políticos, entre estos varios que también se mantuvieron al mando de la Nación, aunque en este tiempo ninguno más de 13 años como el actual mandatario.
Una vez más se desoyó el pedido popular, los candidatos prefirieron buscar sus opciones políticas, postergando la instrumentalización de una alternativa de unidad que siendo democrática pudo convertirse en la respuesta electoral que deseaba parte de la colectividad. La experiencia del pasado y la alternativa democrática del presente, son elementos para mostrarnos al desnudo que todavía no estamos preparados para respetar y hacer respetar nuestras propias decisiones, nuestra Constitución y nuestras leyes. Seguimos políticamente inmaduros, sin renovación de líderes.