Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 14 de diciembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Luego marcharían a la plaza para destrozar las oficinas de ENTEL (que en ningún caso tenía la culpa de nada; era la pura gana de destrozar). Autoridades gubernamentales aseguraron que eran miembros de las llamadas plataformas ciudadanas y denunciaron semejante conducta tan poco democrática, pero sin explicarnos por qué no estaba la Policía (que llegó al lugar de los hechos una hora y media más tarde)…
Sin embargo, una vez aparecida la Policía, se pudo ver por televisión la imagen de un sujeto que llevaba la polera del “21F” y que se había subido a la moto de un policía (que lo transportaba amistosamente).
Ante la extrañeza de mucha gente, y los comentarios que empezaban a circular al respecto, vimos en la pantalla de TV al Ministro de Gobierno, Carlos Romero, explicando de manera muy elocuente que la Policía está al servicio de todos los ciudadanos que la necesiten, y que nadie debería extrañarse de que colaborara a un activista que la necesitaba…
Pese a la convicción y elocuencia del Ministro, resultaba difícil creerle. Y en minutos salió la noticia: El disfrazado de activista, y que se había subido a la moto, era otro policía (lo que explica la visible confianza con que era tratado por su motorista).
Inevitablemente uno se pregunta: ¿Qué le pasa al Ministro Carlos Romero? Un hombre inteligente, y a estas alturas experto, ¿puede creerse cualquier mentira que le cuentan sus policías? Si es así, realmente no tiene nada que hacer en el cargo que ocupa (y que en su momento desempeñara de manera más bien inteligente y satisfactoria). Y si no se creyó ninguna mentira sino que fue él mismo quien creyó necesario inventarla, mucho peor. ¿Será que ahora el Ministro vuelva a la pantalla y nos explique qué hacía un policía con la camiseta de las plataformas ciudadanas que defienden los resultados del 21-F?
En realidad el hecho va más allá del Ministro y tiene que ver con el conjunto del Gobierno y del MAS. ¿Se sienten tan inseguros y tan amenazados electoralmente como para fabricar semejante “atentado” e intentar inculpar a sus opositores? Cuesta creerlo. Y si así fuera cuesta entender que lo hagan tan burdamente, y que no hayan previsto que el resultado iba a ser contraproducente. Y cuesta más todavía entender que el Ministro Romero se preste a hacer semejante papelón… No hemos podido menos de recordar aquel ataque brutal a la Alcaldía de El Alto (allá el 2016), del que también se intentó culpar a la oposición pero del que pronto se supo que había sido comandado por un famoso masista alteño y cuyo único objetivo era quemar los documentos que podrían servir para procesar por corrupción al ex alcalde masista Patana (de triste memoria).
Compañeros del Gobierno, y en particular compañero Carlos Romero: La mentira tiene patas cortas, a veces cortísimas, y el resultado de este tipo de maniobras suele ser contraproducente. Además, aunque hubiera opositores dispuestos a hacer las barbaridades que parece haber organizado en Santa Cruz el propio MAS (con ayuda nada menos que de la Policía), eso no debilitaría en absoluto el creciente rechazo de la población. Los problemas democráticos no se resuelven con el uso de la violencia, y mucho menos con la falsificación de la violencia para atribuírsela a quienes piensan diferente.
Será realmente triste que Evo Morales, que debería pasar a la historia como el mejor presidente que tuvo Bolivia (2006-2009) pase ahora como el mayor y más violento manipulador de la democracia…
En cuanto al Ministro Carlos Romero, ciertamente no soy quién para darle consejos; pero si me pidiera uno le propondría que se concentre en el Sport Boys, su equipo de fútbol que nunca será gran cosa pero que por lo menos no genera el descrédito que le está generando el ejercicio de tan alta autoridad…