Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: domingo 24 de diciembre de 2017
Categoría: Institucional
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De acuerdo a esas autoridades –que, siempre es bueno recordar, han jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado (CPE)–, una nueva e inconstitucional postulación del Presidente del Estado en las elecciones de 2019 ya está decidida y la “foto” del futuro candidato Evo Morales será la que aparezca en la papeleta electoral. Al margen de los groseros adjetivos utilizados, que sólo muestran la carencia de argumentos legales y éticos que respalden esa inconstitucional postulación, esas importantes autoridades han olvidado que la CPE establece que el “Estado se organiza y estructura su poder público a través de los órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral. La organización del Estado está fundamentada en la independencia, separación, coordinación y cooperación de estos órganos” y que las funciones de estos órganos “no pueden ser reunidas en un solo órgano ni son delegables entre sí”. Por tanto, probablemente debido a que en los últimos 11 años el Órgano Ejecutivo ha copado todo espacio de poder, y en vez de coordinar acciones se han impuesto las instrucciones, las tres autoridades mencionadas, incluso corriendo el riesgo de crear un conflicto de poderes, se han permitido agredir innecesariamente a sus pares del OEP por no seguir el “libreto” de la habilitación presidencial para una cuarta postulación. Esto es más peligroso aún si, como ha sucedido en forma constante en el Órgano Judicial Plurinacional, las cabezas de los Órganos Ejecutivo y Legislativo han logrado destituir en forma sistemática a cuanto magistrado pretendía actuar con independencia, como le exige la CPE. De seguir este método, el OEP podría ser el próximo objeto a copar hegemónicamente para respaldar el propósito de prorrogarse a como dé lugar en el ejercicio del poder. Pero, esta forma de actuar de la alta cúpula del MAS y del Gobierno muestra, además de alineamiento autoritario, que no están leyendo correctamente la realidad nacional y regional, lo que provoca su cada vez mayor deslegitimación y el surgimiento dentro de la población de sentimientos profundos de frustración y desconfianza, letales para la buena gobernanza.