Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 07 de diciembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Después del 28 de noviembre, fecha fatal para la inscripción de candidaturas a binomios presidenciales, hubo nueve inscritos, ocho pertenecientes a la oposición y uno del Movimiento Al Socialismo (MAS), el binomio ilegal.
Este hecho le dio “papita al loro” oficialista para que instale en la opinión pública el discurso referido a que la oposición iba dispersa, confundida, reñida y que, de esa manera, el triunfo del MAS estaba asegurado. Mucha gente, ingenuamente, comenzó a repetir como robot y sistemáticamente ese discurso, multiplicando la información en sus espacios de trabajo, en sus núcleos familiares, grupos de amigos, entre otros.
El objetivo del MAS era claro, los indecisos, ese 20% de público que es más susceptible a cambiar su voto, al ver que existe una oposición fragmentada, optará por la opción más segura y que además tiene mayor adhesión ciudadana. Se advertía en las redes sociales, en los bares, en los cafés, que la gente repetía la consigna instalada: “La oposición le está haciendo el juego al Evo y con eso le darán la victoria nomás. Tendremos que acostumbrarnos a un Gobierno autoritario…”.
No obstante, el domingo 2 de diciembre, este medio de difusión, sacó una encuesta realizada por la empresa Mercados y Muestras que cambió radicalmente lo que la gente confundida estaba pensando. Los resultados de la encuesta, en pocas palabras, evidencian que los ciudadanos tienen clara la tendencia y por quién deben votar. Carlos Mesa obtiene 34% y Evo Morales 29%. Es decir, Mesa toma la delantera en la carrera electoral, encontrándose cinco puntos más arriba que Morales.
Adicionalmente a esto, la encuesta se realizó antes de la ruptura entre Unidad Nacional y Demócratas, por lo que es previsible que Mesa sume, de los diez puntos de Samuel (en la misma encuesta), por lo menos cinco. Esto demuestra que existe una tendencia clara a la polarización del voto entre dos opciones. Por una parte, la oposición enfocada en Carlos Mesa como candidato, cada vez más fuerte, y por otra el oficialismo masista que ve a Evo Morales como su líder, aunque sea un candidato ilegal y en caída constante.
Y eso que esta fotografía de la realidad, todavía no mide cuánto puede afectarle al candidato ilegal, el conjunto de manifestaciones que defienden o reivindican el voto ciudadano del referéndum del 21 de febrero de 2016. Como se advirtió desde este espacio de análisis en su momento, el resto de opositores juntos alcanzan no más del 10%. Es decir, muchos partidos políticos opositores que entraron por obligación a esta contienda electoral para no perder su sigla, en muchos casos correrán el riesgo de perderla, así como su legitimidad como organización.
En este sentido y ante este panorama, los opositores que no son parte de la alianza formal de Comunidad Ciudadana deberían pensar en realizar un acuerdo político para bajar su candidatura y apoyar una única bajo la consigna: “Mesa Presidente y Pedraza Vicepresidente”.
De esa manera contribuirían a que las elecciones den como resultado en primera vuelta, una victoria abrumadora por parte de la oposición, que a su vez podría asegurar tener dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que permitiría al mismo tiempo, un certeza de gobernabilidad democrática y posibilidad de cumplimiento de un programa de gobierno de mediano plazo que tenga como tareas fundamentales reconducir el Estado, generar institucionalidad y luchar contra la corrupción.
La responsabilidad de esta decisión entonces se encuentra nuevamente en manos de políticos que seguramente saben lo que puede suceder, ya que la mayoría de ellos no vienen del mundo amateur, son políticos profesionales. Políticos que en sus discursos, además, han definido claramente que primero está la defensa de la democracia boliviana y el respeto a su Constitución. Por lo tanto habrá que esperar si éstos serán coherentes entre lo que dicen y lo que harán. Quién viva, verá.
Jorge Dulon Fernández es cientista político y administrador público