Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: martes 04 de diciembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Dado que ya tenemos abierto el momento electoral de aquí a octubre del siguiente año con los binomios participantes, para nadie es desconocido el hecho de que las candidaturas de Evo Morales y Carlos Mesa son las que tienen la mayor concentración de intención de voto; por lo que sin desmerecer al resto de binomios intento situarme a continuación desde la perspectiva del MAS, como si estuviera dentro de una habitación que tiene tres ventanas desde donde se aprecian tres tipos de paisajes electorales:
Una ventana: Está claro que Mesa para poder crecer en términos electorales necesita que el gobierno lo aluda o cometa alguna “metida de pata” mediática para salir con el discurso de la víctima y de la antítesis del gobierno. En este escenario, lo que debe hacer el gobierno es llevar adelante una campaña electoral lo más tranquila posible que siga la ruta de reforzar su electorado más cercano, dejando que la disputa electoral sea entre Mesa y el resto de la oposición.
Lógicamente no se espera que el MAS actúe como si fuera una sucursal de una obra social de caridad, sino como parte del juego electoral, sus mensajes sean más del buen administrador del Estado y, si de paso logra conectar con las aspiraciones de la clase media ascendente, entonces habrá recorrido un terreno importante.
Otra ventana: Que la definición sea llevar adelante la polarización política en el escenario electoral, que el enfrentamiento entre Evo Morales y Carlos Mesa sea declarado y constante. Si se analiza procesos electorales anteriores, uno puede sentir tentación de afirmar que esta es la mejor vía de éxito para Evo porque en el pasado habría ganado de esta forma.
Sin embargo, al margen de que los contextos son distintos, tal y como se presenta Carlos Mesa como alguien que por primera vez está muy cerca de Evo en intención de voto, entonces la gran cuestión que emerge es si un escenario de polarización por ahí ya no beneficia al Gobierno; esta ventana lógicamente no tiene nada que ver con una transición tranquila y manejable sino con la gran amenaza de que los espacios de debate sean cada vez más reducidos, en todo caso hay que prepararse para la perseguidora.
La última ventana: Que el MAS compita en el escenario electoral con un Carlos Mesa inhabilitado por razones jurídicas propias de Lava Jato por ejemplo, no hay duda que esto empujaría a Evo a ganar las elecciones generales, pero con un impulso mayor hacia el final de lo que representa el proceso de cambio; es decir, estaríamos frente a un momento acelerado del principio del fin del MAS y de Evo en la política, porque a la mínima sensación de brisa negativa en lo económico se le vendría encima una suerte de casi repetición de octubre de 2003, es decir, un gobierno muy débil.
Hasta aquí notarán que las ventanas ofrecen paisajes distintos en la medida que se observa más tensión según se va mirando a través de estas; con el clima del público en redes sociales no puedo dejar de cerrar esta columna mandándoles un mensaje a quienes se dedican a buscar culpables y censurar a los que piensan en sentido opuestos, me aferro a lo que decía Adorno sobre que el pensamiento era un verdadero ejercicio de radicalidad y no tanto la calle: “Quien piensa, ofrece resistencia; es mucho más cómodo nadar a favor de la corriente, incluso cuando uno declara estar en contra de la corriente”.