Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 03 de diciembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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El reconocido empecinamiento de Morales también hará que no se suspenda la organización de las primarias, que generan un gasto insulso que solo tiene como objetivo dar la impresión de que tiene más apoyo del que realmente goza. Las primarias son un nuevo símbolo del abuso gubernamental y de derroche de dinero.
A Morales no le importa tirar 27 millones de bolivianos a la alcantarilla con tal de que miles de personas registradas en el MAS vayan a votar, y que las cantidades sean muy inferiores en los casos de los partidos opositores. Y con ello poder decir que es el líder más popular del país.
Esa estrategia genera varias dudas. La primera es que existe conciencia, porque el oficialismo lo reconoció explícitamente, que los registrados en el MAS fueron forzados a hacerlo. Y como la normativa de las primarias establece que al elector no se le dará carnet de sufragio, no habrá cómo saber si el militante fue o no a votar. Segundo, está presente el riesgo de que el voto nulo, acompañado de creativas expresiones, sea la marca de las primarias del MAS. Como la mayoría de los inscritos a ese partido fueron forzados a ello, muchos no le tienen ningún aprecio, todo lo contrario.
No se puede descartar que, munidos de un marcador, den rienda suelta a su imaginación dejando irreverentes mensajes en las papeletas. En vez del acto masivo que está imaginando Evo desde hace meses, las primarias podrían ser una jornada de desagradable bochorno. Es que cuando se acaba un ciclo, se acaba nomás.