Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 02 de diciembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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La inscripción de los binomios que participarán en las elecciones primarias ha sido un reflejo del estado en el que se encuentra el sistema político boliviano.
Por un lado, en una demostración de soberbia y de irrespeto a la Constitución y las leyes, el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera inscribieron sus candidaturas en medio del masivo apoyo de sus adherentes. Entraron al Tribunal Supremo Electoral (TSE) vistiendo sus atuendos de campaña y, literalmente, perdiendo los zapatos, como quien ingresa por la ventana.
Morales y García Linera ignoraron por completo el voto del pueblo, que en su mayoría les dijo que no pueden postular a un nuevo mandato. La habilitación o inhabilitación de este binomio, queda ahora en manos del TSE, que se pronunciará en pocos días.
Por otro lado, la oposición dio un triste espectáculo sacando a la luz sus pugnas y su incapacidad para concertar un binomio.
Luego de arduas negociaciones, que llegaron hasta al Twitter, Samuel Doria Medina decidió romper la alianza con Demócratas, no postular a la Presidencia y anunció su futuro apoyo al candidato opositor que encabece las encuestas.
Está claro que Doria Medina presionó para ser el candidato de la alianza Bolivia dice No y que, en cambio, Demócratas apostaba a tener dos binomios, uno suyo y otro de Unidad Nacional. Esa jugada hubiera dejado fuera a Doria Medina porque Demócratas tiene más militantes inscritos que Unidad Nacional.
Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, Doria Medina tomó la decisión más difícil de su carrera, resignar su pretensión presidencial. Este acto de desprendimiento, al que estuvo obligado por las circunstancias, beneficia a Carlos Mesa que, según las encuestas, es el candidato opositor mejor posicionado y que terminará capitalizando el voto de Unidad Nacional.
Pero, además de esta célebre pelea opositora, hubo otras pugnas también deplorables. Los militantes del PDC protagonizaron una trifulca en las puertas del TSE porque los dueños de la sigla inscribieron a Jaime Paz, en medio de la protesta de Norma Piérola, que buscaba su reconocimiento para ser candidata.
Finalmente, se inscribieron nueve siglas, en las que predominan los hombres. De 18 candidatos a la presidencia y vicepresidencia, hay sólo tres mujeres, lo que demuestra que la política, en el más alto nivel, sigue siendo masculina, en desmedro de la mitad de la población. No estaría mal que para futuros procesos se imponga en el binomio paritario como una obligación para incluir a las mujeres.
Entre esos binomios, además, resaltan algunos perfiles de candidatos religiosos. El más radical de ellos es el vicepresidenciable de UCS, que se declara provida y profamilia, lo que significa que va contra los avances logrados en derechos de las mujeres y de los colectivos GLBTI. No es el único, por lo que se anticipa una campaña electoral con estas temáticas como ejes centrales del debate.
Pero, lo más preocupante de esta etapa es que se presentaron binomios únicos, es decir, son nueve candidatos presidenciales y nueve vicepresidenciables que competirán consigo mismos. Por este motivo, las elecciones primarias son absolutamente innecesarias.
El país gastará 27 millones de bolivianos en ese proceso, que bien podrían ser utilizados en otros fines, como la depuración del padrón de militantes, que está contaminado con los falsos inscritos, o podrían destinarse a mejorar la atención de los enfermos de cáncer, que siguen padeciendo por falta de dinero.
El TSE debería buscar el mecanismo para frenar este absurdo proceso electoral que servirá únicamente para que el MAS haga una demostración de fuerza con su millón de inscritos que ya fueron obligados a registrarse y que seguramente también serán obligados a ir a votar.
Si el partido gobernante cree que eso le dará legitimidad, se equivoca, por lo que tampoco el MAS tiene motivos para seguir adelante con el despilfarro.