Medio: La Razón
Fecha de la publicación: sábado 01 de diciembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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El Art. 1 de nuestra Constitución Política del Estado (CPE) establece que “Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”. A su vez, el Art. 5 declara que “(…) son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos (…)”. Además, en su Art., parágrafo III, la Ley 269 de Derechos y Políticas Lingüísticas del 2 de agosto de 2012 señala que “toda comunidad lingüística tiene el derecho a usar en forma oral y escrita las toponimias, zoonimias, fitonimias y otras en la lengua propia del territorio y en los ámbitos privados, público y oficiales. Estas denominaciones no podrán ser sustituidas”. He aquí el mandato de nuestra CPE y la citada ley. En el contexto internacional, las Naciones Unidas declararon el 2019 Año Internacional de las Lenguas. ¡Qué coincidencia con nuestras leyes y la decisión del OEP de contribuir a designar los nombres ancestrales propios con herramientas concretas!
Destaco el esfuerzo del equipo de investigadores que contribuyeron con esta labor y sobre todo del Taller de Historia Oral Andina (THOA) de la UMSA, con más de 30 años de experiencia en la recuperación del conocimiento ancestral de nuestros pueblos, y en especial de la región andina. Recuperar nombres propios indígenas es un gran reto. Contribuye a reforzar el orgullo sobre nuestras identidades y a darle sentido a nuestros nombres. Sabemos que nos han impuesto nombres y apellidos extranjeros, sobre todo españoles. No obstante la herencia de los pueblos ancestrales en esta materia proviene de unos cuantos nombres, pero de gran significado como los Mamani, Kunturi, Qhispi, Apasa, Katari, Aqarapi, Tikuna, en fin. Esta investigación, que será puesta en práctica por el Sereci, nos lleva a otro reto: ¿podremos autodenominarnos ancestralmente y sin apellidos?
La investigación está dividida en dos partes. La primera contiene nombres de mujeres y de varones indistintamente, con una explicación genérica y ampliada sobre sus significados. En la segunda se presentan estudios sobre markas antiguas como Waychu (hoy Puerto Acosta), para el caso aymara; el gran ayllu Phanakachi, para el caso quechua (provincia Bustillos del Norte de Potosí); y el significado del mito y el rito de origen para el caso guaraní. He aquí algunos nombres rescatados por estas investigaciones: Pukapora, que en guaraní quiere decir “De reír hermoso”; Wankar killa (quechua), que significa: “La que nació en luna llena”; y Kurmi, “El arcoíris” en aymara. Otro gran reto para el OEP es presentarnos próximamente investigación y catálogos de nombres de otros pueblos, como por ejemplo de los chiquitanos, urus, etc.